Dieciocho

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Harry cierra la puerta detrás de sí mismo luego de despedirse del psiquiatra. Termina de guardar el pequeño frasco de medicamentos que le han sido recetados, los últimos días le han ayudado a sentirse mejor; cuelga su maletín de cuero gastado en su hombro y abandona el edificio. Las calles de Londres huelen a humedad y le recuerdan a la noche pasada, con la lluvia ensuciando las ventanas con sus enormes gotas de agua limpia. El reproductor de música de su celular se pausa repentinamente, haciéndole saber que le ha llegado una notificación: es un correo de confirmación de parte de Vincent.

Su antiguo profesor acepta su renuncia dados los justificativos médicos, le informa del pago de su finiquito y le desea mucha suerte en el futuro, no sin compadecer su situación, ofreciendo apoyo en "todo lo posible". El rizado aprecia las palabras, y todavía admira mucho al señor de cabello canoso, pero sabe, muy en el fondo, que esas palabras son casi tan vacías como los floreros a la venta en el supermercado: nadie realmente te ayuda luego de que dejas de trabajar para ellos. Por otro lado, se alegra de no haber recibido más mensajes de sus antiguos compañeros de trabajo. No sabe lidiar con despedidas. Y no sabe cómo admitir que, en gran parte, ellos le provocaron mucho daño.

Mientras se dirige hacia el metro, porque hoy nadie ha podido recogerlo, piensa en las palabras del terapeuta. ¿Será él mismo quien no quiere dejar de sentirse miserable? La sensación de desesperación y la angustia son sentimientos que lo han acompañado desde que tiene memoria. Pero ha sido feliz. O eso cree. Caminar le gusta mucho; le permite hablar consigo mismo. Ya son varios días que no ha pensado en ahogarse en alcohol u otras sustancias. Y recuerda alegrías enternecidas por la nostalgia del pasado. Harry sí ha sido feliz. Y se siente feliz mientras cruza la avenida que lo va a llevar a la terminal que necesita para tomar el metro correcto hasta su piso.

"Estoy camino a casa" le escribe al numero de Anne. Luego guarda su teléfono en el bolsillo de sus jeans.

Cuando Louis cuelga el teléfono toma una chaqueta del colgador cercano a la puerta y sale de su estudio. El jardín todavía le recuerda a la fiesta que había organizado para acoplar a Niall a su grupo de amigos, e incluso si había tenido dos flacuchos pretendiendo ser guardias de seguridad, un par o más de personas habían terminado pisando las petunias de su madre. Ahora no es su prioridad arreglarlo, ha pasado más de una semana. Su hermana ya se lo ha reclamado varias veces. No tiene mucho dinero en efectivo, pero no le gusta usar el metro, así que camina un par de cuadras antes de tomar un taxi para que salga más barato. En la entrada del conjunto de departamentos se encuentra con Liam, quien sostiene una caja con ambos brazos. Paga el costo indicado al señor que le sonríe con cortesía y se aproxima a su amigo.

—¿Zayn está arriba?

—Con Niall y Charlotte —confirma Liam mientras ambos caminan al interior.

El apartamento huele a pino, y sabe que si se aproxima al baño su nariz será inundada del aroma a desinfectante. Todo luce pulcro. La pelirroja está acomodando unas botanas a un lado de la isla de la cocina. Niall los saluda con la mirada, encogiendo los hombros cuando le preguntan por Zayn. Liam deja la caja, que contenía varias latas de una marca de limonada muy extraña que solían tomar antes de conocer la cerveza, y deja un beso casto en los labios de Charlotte. Louis se acerca al pasillo y abre la ventana: todavía quedan retazos de un aroma a cigarrillos y tristeza, y lo detesta.

Está anocheciendo, luego de un juego de luces naranjas y violetas en el cielo, cuando Harry baja del auto de su mamá y se despide de ella y de Gemma con un abrazo largo. Uno para cada una. Tiene el llavero sujeto entre los dedos con tal fuerza que se le hacen blancos. Susurra que debe calmarse para sí mismo mientras sube las escaleras hacia el primer piso antes de caminar el largo pasillo hacia su puerta. ¿Debió quedarse con Anne por una noche? ¿Quizá debió aceptar el té de hierbas tranquilizantes que Gemma sugirió? Acomoda sus rizos, que lucen mucho mejor luego de tomar una ducha en su antigua casa, e ingresa la llave a la cerradura.

Fingers [zarry au]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora