AU. Shōto era un joven exhausto y sin fuerzas que encontró en Izuku aquella luz llena de esperanza. La cual lo levantó de sus penas y ofreció un lugar dentro de su cálido y dulce corazón.
Porque él, fue el único que estuvo ahí para escucharle. En e...
Al igual que casi todos los días, él regresó a las instalaciones de la preparatoria y permitió que su hermana fuera por él. Se estaba comenzando a sentir mal de ocultarle la verdad por tanto tiempo. Ella no sospechaba nada.
En la tarde regresó al hospital, tal como siempre lo hizo. Izuku se encontraba igual, con la mirada perdida, como estaba antes que el otro se fuera.
El médico dijo que sería una reacción normal. Por lo cual trató de mantenerse calmado, con las esperanzas que este se sintiera mejor en cuestión de horas. Aunque días pasaron y trató de mejorar su ánimo, ya era viernes y Shōto regresaba a la residencia.
Eran al rededor de las ocho de la noche e ingresó. Por alguna razón su hermana no se encontraba en el primer piso.
—Llamaron hoy de la U.A —Habló repentinamente su padre, asustando al otro, no sabía que se encontraba allí— Dicen que no has estado en clase desde hace dos semanas... ¿Es eso cierto?
—No tengo idea de qué me hablas —Respondió inocente, evitándolo.
—Responde.
—Sí. Es cierto.
—¿Qué has estado haciendo todo este tiempo? Fuyumi va por ti todos los días, ¿Cómo es que-... No, mejor aún, ¿Adónde vas? —Preguntó serio.
—Al hospital. Pero no son cosas que te interesen —Respondió, subiendo las escaleras rápidamente, sin voltear a verlo.
Molesto se lanzó a su litera. Al parecer ya le habrían descubierto.
Pero no le importaba porque sabía que sus actos no eran nada malos. Iba a faltar los días que fueran necesarios. No le importaba su educación en estos momentos.
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Al paso de los días, a Midoriya le realizaban continuas pruebas y proponían terapias.
Él a pesar de encontrarse desconcertado, aceptaba cualquier tipo de tratamiento. Sabía que era algo que se podía curar a base de tratamientos, quimioterapias, y en casos extremos, cirugías.
Aceptaba por las personas que amaba y quería, porque su cuerpo en ese entonces solamente dolía.
A la semana siguiente volvió a la preparatoria. Le dieron de alta y en su escuela notaron el cambio repentino de humor que tuvo.
Shōto también regresó con tal de ver por la salud del otro. Le ayudaba a levantarse y realizar las actividades debidas. Tuvo que dejar los entrenamientos por la falta de fuerza física. Y desde entonces cambió demasiado a diferencia de como era antes.
Uraraka e Iida se encontraban con él y Todoroki usualmente. Ahora los cuatro almorzaban juntos para no dejar al otro solo. Aunque internamente, se veían muy preocupados.