AU. Shōto era un joven exhausto y sin fuerzas que encontró en Izuku aquella luz llena de esperanza. La cual lo levantó de sus penas y ofreció un lugar dentro de su cálido y dulce corazón.
Porque él, fue el único que estuvo ahí para escucharle. En e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Oye... ¿Recuerdas cómo comenzó todo? —Preguntó Shōto, recostado sobre las piernas del otro, quien se encontraba en la camilla de la habitación.
—Sí... Y aún así muera, será un recuerdo que durará en mi cabeza para siempre —Respondió— Jamás me arrepentiré de haberte hablado, en primer lugar.
—Ni yo de haberte respondido fríamente...
—¿Sabes? Realmente no me acerqué para saludarte, sino hubo otra razón.
—¿Entonces, por qué fue? —Preguntó curioso, confundido también.
—En la estación pude darme cuenta que el agua con gas se derramó sobre ti y quería saber si necesitabas ayuda respecto a eso... Pues tu camisa estaba mojada —Confesó.
El otro se sonrojó y cubrió su rostro con vergüenza.
—¡¿Hasta ahora lo dices?! Qué vergüenza...
—Perdón... Pero mira el lado positivo, si no fuera por eso, probablemente no habríamos hablado.
—Tienes razón... Entonces, a pesar que dé pena ajena, no me arrepentiré nunca de haber agitado la botella.
El otro rió bajito.
La puerta de la habitación se abrió, mostrando a una mujer albina.
—Muchacho, tu tiempo de visita se acabó hace treinta minutos. Más te vale salir ahora. En quince minutos tendremos que alistar al paciente para la operación.
—Bien, en un minuto salgo —Respondió. Mientras la otra volvía a salir apresurada.
—Bueno... Supongo que es aquí en donde llega nuestro adiós —Habló el peliverde.
—¿Adiós? No, hasta pronto. Porque nos vamos a volver a ver luego de esto. La operación será un éxito, lo puedo asegurar —Respondió confiado.
—... Cómo tú digas —Respondió angustiado— Pero en todo caso, si algo malo pasara-...
—Y no va a ser así. Porque tú y yo estaremos juntos para siempre. Pase lo que pase. Puede que sea un anillo lo que legalmente confirma que será hasta que la muerte nos separe. Pero... Para mí, no es el anillo lo que nos une para siempre.
—¿Entonces qué es?
—Es... —Realizó una breve pausa— El sello de amor invisible que tenemos los dos. Con tan solo decir que me amas, estás diciéndome que jamás me iré de tu lado. Porque pase lo que pase... Aunque la muerte nos separe... Nuestro amor es mucho más fuerte que eso —Respondió sonrojado. Sonriente. Feliz y nostálgico.