- Capítulo 30: Fin -

131 11 2
                                    

El sol se ocultó. Rayos y lluvia eran los que parecían invadir la ciudad entera.

Cuando vieron entrar al bicolor al cementerio, muchos se alarmaron. Inclusive, algunos lloraron nuevamente tras ver el curioso calzado que llevaba puesto.

El cielo estaba gris. Paraguas negros opacos le rodeaban.

Por encima del traje, llevaba un largo abrigo que la fuerte brisa parecía querer llevar.

Aquél día fue horrible y detestable para él. Como si de una pesadilla se tratara.

Si era sincero, no estaba del todo preparado por ver una última vez el rostro del peliverde.

Momo le observaba sorprendida. Por unos minutos creyó que no vendría. Pensó hacer lo correcto al llamar a Iida. Después de todo, él era mejor otorgando consejos y palabras.

Y observando al otro y su rostro medianamente calmado, analizaba su caminar.

Las lápidas en el cementerio a su alrededor escurrían las gotas de lluvia que caían.

Él caminaba a paso lento. Era el único allí sin un paraguas, deseaba enfrentar la lluvia.

No era para nada fácil encontrarse allí en ese instante. Las miradas de casi todos los presentes estaban enfocadas en una sola cosa, y era en él; Todoroki Shōto.

Aquello pese a incomodarle, le inquietaba más lo que realizaría en ese momento. Finalmente vería el rostro de aquél ser que estuvo a su lado, pero ahora, una última vez.

 Finalmente vería el rostro de aquél ser que estuvo a su lado, pero ahora, una última vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Días antes en lo que era su "hogar" sin Izuku, Todoroki terminó de leer la carta.

Estaba perdidamente triste. Pero solamente una tibia lágrima cayó de él.

Cada persona representa sus sentimientos de diferentes formas. Algunas no siempre demuestran su sufrimiento, pero lo expresan de otros modos incomprensibles para los demás.

Porque nadie sabrá el sentir de todos. Nunca lo comprenderían en lo más mínimo. Es por eso que él mismo debía valorar sus propios sentimientos.

No lloraba lo mucho que deseaba, no podía por más que intentara.

Se sentía débil, como si no pudiera seguir ya. Sus brazos fuertes ahora los sentía densos, como si estorbaran.

La presión en el pecho parecía querer ahogarle. No aguantaba más, su delicado corazón no podía soportarlo.

Luego de dos días que podrían considerarse uno de los peores en todo su existir, buscaba desesperadamente camisas del otro.

Las olió dulcemente, aún mantenían su olor y aquello dolió mucho más.

Las aferró a su pecho, abrazándolas. Y aún sin poder llorar, gritaba desesperado. Triste por la ausencia del otro. Enojado de no conseguir revertir el tiempo y decirle lo mucho que quiso.

• Cura De Un Anhelo • | TododekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora