Capítulo 6

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Hago como que no te veo
Mientras tu estas mirando tu teléfono
Y luego te vas con alguien más

Hago como que no te veo Mientras tu estas mirando tu teléfono Y luego te vas con alguien más

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Semanas después...

-¡Joaquín!

Emilio resoplo contra la puerta por enésima vez, tuvo que contenerse mucho para no estampar su propia frente contra aquel trozo de madera tras el que Joaquín llevaba encerado más de media hora.

-¡This feels like falling in love! -cantando -¡Falling in love! -a pleno pulmón.

-¡¡Joaquín!! -volvió a insistir, tocando con sus nudillos a la puerta con más fuerza de lo normal

-¡¿Que quieres?! -escucho la voz del castaño desde el otro lado

-¡¡Llevo cinco minutos llamándote!! -recargo su peso contra la puerta -.¡¡Tengo que lavarme los dientes!! ¡¡urgentemente!!

-¡¿No te puedes esperar?!

-¡¡Urgentemente he dicho!! -repetio como si no hubiera sido lo suficientemente claro -.¡¡He quedado con María en una hora!!

-¡¡Entonces entra!!

Emilio ladeo la cabeza frente a la puerta, toda su urgencia por entrar en aquel baño se había convertido repentinamente en indecisión.

-¿Seguro? -bajo el tono de voz, acercando su cara a la puerta para que pudiera escucharle

-¡Entra! -repitio el castaño

Así que entró, dándose de golpe con una densa nube de vapor, flotando por toda la habitación donde el sonido del agua de la ducha caía con fuerza. La figura de Joaquín estaba opacada por una cortina de ducha blanca.

-Joder, Joaquín -se quejó, abanicando el vapor y pasando una mano por el cristal empañado en un intento de ver su propia cara reflejada -. Si pones el agua más caliente te vas a derretir.

-Mi cepillo de dientes es el azul, el tuyo el rojo -le recordó Joaquín desde el interior de la ducha, haciendo caso omiso a sus anteriores palabras.

-Ya lo sé -dijo Emilio con obviedad, rodando los ojos para si mismo.

-Te lo recuerdo porque el otro día usé el tuyo sin querer, no quiero que te pase lo mismo.

-¿Qué?

Emilio miró hacia la cortina cerrada como si le hubieran ofendido a él y a toda su familia entera, pero rápidamente la risa de Joaquín se escuchó desde el otro lado de la cortina y posteriormente, el castaño asomó su cabeza por un lateral, riendo aún más fuerte al observar la reacción de Emilio.

-Era una broma -se carcajeo, gotas cayendo de su cabello y resbalando hacia el único hombro del que Emilio tenía visión.

Emilio apretó sus labios intentando esconder una sonrisa.

Cuando Decidas AmarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora