Capítulo 10

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Solo para tus ojos
Te enseñaré mi corazón.

Solo para tus ojos Te enseñaré mi corazón

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Esa noche para Emilio es la primera de una serie de sueños reiterativos y bastante perturbadores. El beso con Joaquín vuelve a su cabeza mientras duerme, con una tortuosa persistencia por parte de su subconsciente. Lejos de un sueño inocente o casual, las cosas comenzaron a desdibujarse en su mente mezclando la morbosa curiosidad de mezclar los límites entre ellos con una extrañas y anhelante sed. Joaquín se movía, clamaba por más, susurraba su nombre...

Ese frío miercoles de octubre, se despierta agitado y con un enorme problema definitivamente, después de un día como cualquier otro, esa es una consecuencia que no había esperado.

Gira sobre la cama con movimientos minucioso, evitando por todos los medios que su rostro queda expuesto a la fuerte claridad perlada que se cuela por la cortina entreabierta.

Entonces, los pensamientos llegan a él como una película antigua. Y luego viene su sueño, como una película tragicómica de la realidad a la que se enfrenta. La sensación de la piel de Joaquín bajo sus dedos, sus manos enrozcandose salvajemente en su cabello castaño, sus ojos de Joaquín ardiendo entre esa tóxica mezcla entre culpa y deseo, su aterciopelada lengua fundiéndose con la suya... jamás ha sentido esa fuerte opresión de voracidad dentro de él, jamás. Y su imaginación está jugando con él. Aún puede jurar ver con exactitud cada pequeño gesto del rostro de Joaquín, contrayéndose ante su toque... no es más que una mentira, no podía entender que lo había llevado a desear y querer a otro alfa. Eso no tenía sentido. Pero lo que más confundido lo tenía es que todas las sensaciones que tuvo en el sueño, era lo que más deseaba tener.

Y eran esos últimos pensamientos lo que más lo asustaban. No podía querer eso, estaba mal.

¿Acaso era normal que un simple y tonto beso provocara esas sensaciones en él?

Emilio ni siquiera quería saber la respuesta, la culpa lo llenó por dentro.

El no quería ser unos de esos alfas despreciables y repugnantes.

Cuando sale de su habitación ya vestido y arreglado, ruega por no encontrarse a Joaquin. El vivido sueño sigue reproduciéndose en su cabeza, e incluso antes de verlo, sabe que mirar a los ojos de Joaquín por no decir estar en el mismo espacio físico será una tarea ardua y vergonzosa.

¿Cómo encarar a tu mejor amigo después de haber tenido ese tipo de fantasía por él?

Respirando con dificultad, entra a la sala

Esta vacía.

Se dirije a la cocina y deja escapar un gemido, se dice que tiene que detener de una vez toda esas idioteces que lo están mortificando.

Cuando Decidas AmarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora