Nuestras pieles juntas
RespirameEstoy sintiendo tus besos en mi
Sere tuyo por mil vidas mas.Cuando Emilio despertó, fue por el sonido fuerte que a lo lejos se escuchó, seguido de una maldición musitada a media voz que lo hizo sonreir contra la almohada; se restregó contra las tibias sábanas sin querer abrir los ojos del todo y estiró sus músculos levemente engarrotados. Inconscientemente inhaló, tratando de impregnarse de aquel olor conocido que tanto amaba.
Hogar.
Una delicada mezcla de café con menta y perfume natural discreto que unía sus notas con un olor a tierra mojada, lluvia y bosque; sin embargo, aquel aroma tenia unas notas picosas, como si algo se estuviera quemando. Soltó una risa entre dientes al intuir el motivo y finalmente se sentó en el mullido colchón, notando el desastre en el que se habían transformado las sábanas y cobertores debido a la agitación de la noche anterior.
Una segunda maldición, esta vez dicha en voz alta e irritada fue todo lo que necesitó para ponerse de pie y vistiéndose con un bóxer y su jogger, salir de la habitación, pasando una mano por sus enredados-y largos-rizos en un intento de ponerlos en orden. Su mano se congeló todavía rascando su cuero cabelludo ante la vista con la que se encontro:
Un Joaquin con el comúnmente cabello hacia todos lados, con una de las sudaderas de la época universitaria del rizado y unas adorables medias de peces; parecía muy concentrado en freir algo en un sartén que a ese punto desprendia un claro olor a quemado, mientras la tetera botaba volutas de humo sobre la cocina y el castaño bailaba moviendo las caderas de una forma ridicula que no iba con la música más bien lenta que sonaba.
-Hmmm, ¿puedo preguntar con qué estás jugando, Lobito? -Emilio preguntó burlón.
En la cocina resono un grito ronco, el chisporroteo de un trozo de tocino cayendo al piso y el repiqueteo de la espátula contra la meseta, antes de que un Joaquín con el ceño fruncido y una mirada molesta se girara a encararlo.
-¡Amor! -refunfuñó -¡Me asustaste!
Emilio rio con libertad del gesto profusamente irritado de su prometido y acercándose a él velozmente, estiró un brazo para apagar la estufa antes de envolver el cuerpo de su Lobito en un abrazo delicado.
Antes de que Joaquin pudiese reclamar, el rizado aprovechó una momentánea distracción e inclinándose, besó el mohin en los gruesos labios hasta que este finalmente desapareció -Dulce.-musitó el más alto, relamiéndose los labios -Como siempre.
Joaquín rodó los ojos con una sonrisa y le dio un suave golpe en los brazos.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que no me asustes así, Emi?
-Sabes que realmente no es mi culpa que no prestes atención a tu alrededor y sea tan fácil asustarte, ¿verdad?
-Vete a la mierda.
ESTÁS LEYENDO
Cuando Decidas Amarme
Romance-Voy a contarte una historia Joaquín -dijo Emilio apartando la mirada, ya que hablar de eso le dolía -La historia de un amor que nunca comenzó Los ojos de Joaquín se movieron hacia los de Emilio, la confusión se hizo presente en su rostro. -Hace un...