Absolución y líneas borrosas

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no son míos, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, es de Inadaze22 y fue beteada por Julietta Regneey.

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Capítulo nueve: Absolución y líneas borrosas

Primera parte: ¿Qué más puedes perder si ya lo has perdido todo?

Hermione vio al exterior fijamente.

Sin ceremonia, se sentó en el sillón de su patio y miró el lago y el cielo gris de noviembre. Se suponía que hacía frío, pero Hermione no podía sentir el frío.

El viento hizo que su desordenado cabello cayera sobre su rostro y tranquilamente lo acomodo detrás de sus orejas. Sus ojos captaron la vista de algunas aves migratorias y su mente comenzó a divagar. Se preguntaba cómo sería su vida si fuera un pájaro, pero luego se retractó. Había recuerdos agradables en su vida, recuerdos que no cambiaría por nada del mundo; recuerdos a los que desesperadamente se aferraba.

Ella alborotó el rebelde cabello castaño del niño, pasando suavemente sus dedos. Su cabello siempre se sentía tan suave y, aunque naturalmente lucía alborotado, ella no pudo evitar revolverlo una última vez antes de apartarse. Antes de salir de la habitación, sus labios se curvaron en una sonrisa hacia el niño pequeño que dormía en la cama.

Había sido un día largo para ambos, pero valió la pena todo el dolor que habían soportado. La guerra finalmente había terminado y salieron victoriosos. Ella no podía creerlo. Habían ganado.

Y ahora ella podía respirar.

Hermione cerró los ojos y escuchó.

Se sentó con los ojos cerrados y los oídos abiertos, escuchando el mundo que la rodeaba. Podía oír el viento aullar, los pájaros graznando y las ramas crujiendo. Hermione pudo escuchar los sonidos del agua cuando los pájaros rozaban la superficie en su búsqueda de comida. Incluso escuchó el sonido de los latidos de su propio corazón.

Pero más que nada escuchó el odio en la voz de Ron en la noche de su pelea... La noche en la cual ella se fue.

—¿No ves lo que me estás haciendo? —la voz de Ron se quebró.

—Lo siento —sus hombros temblaron mientras sollozaba—. Espero que algún día me perdones. Espero que algún día entiendas que mi intención no era lastimarte... Nunca quise lastimarte.

Y usó la poca fuerza que le quedaba en el cuerpo para aparecerse fuera de la habitación.

Destino, determinación y deliberación.

A veces, Hermione deseaba estar sorda. Entonces no escucharía los rumores que rodeaban su nombre o las cosas que la gente susurraba cuando pensaban que no los estaba escuchando.

Si fuera sorda, no escucharía la agonía en su voz.

—Pero te amo, Hermione —sonaba lleno de pánico, con lágrimas de angustia en los ojos.

—Lo siento.

—Después de todo lo que hemos pasado, no puedes simplemente decir eso, Hermione.

—Puedo y acabo de hacerlo.

Y Hermione anhelaba confort.

Se sentó en su silla con los ojos abiertos y los oídos firmemente cerrados. Al diablo con el realismo, ansiaba consuelo; que alguien le dijera que todo estaría bien. No importa cuántas veces se lo decía ella misma, no creía en sus propias palabras. Anhelaba paz, un hombro en el que apoyarse, una mano que sostener. No le importaba de dónde viniera o cuáles fueran las estipulaciones; en este punto ella estaba dispuesta a pagar por compañía.

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