Dos soledades

1.3K 75 9
                                        

Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no son míos, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, es de Inadaze22 y fue beteada por Julietta Regneey.

xxx

Capítulo uno: Dos soledades

Parte 1: Túnicas y mandarina.

14 de agosto.

Limpiar la casa era uno de los aspectos necesarios de su recién descubierta, y con suerte larga, vida doméstica. Lástima que lo odiara. Fuera del trabajo, Draco nunca había sido una persona limpia u organizada. Era un niño mimado que se había convertido en hombre. Y con la cantidad de novias que había tenido en los últimos cinco años, Draco nunca había tenido muchas razones para ser organizado. Pero desde hace dos días, estaba soltero. Y se sentía bien. No, se sentía genial.

Draco Malfoy reprimió un bostezo de aburrimiento, ignorando el rugido de su estómago.

Estaba más que cansado, solo quería irse a casa para continuar la limpieza de su hogar y así eliminar de su vida las pruebas de su última ex novia.

Sin embargo, el destino, su madre y Pansy Parkinson tenían otros planes. Planes que incluían una cita programada para el ajuste de una túnica en el Diagon Alley... Ah, una tortura de leve a moderada para su persona. Sí, literalmente lo habían arrastrado.

—Draco, amor, ¿no quieres acompañarme a mi prueba de vestuario? —el tono meloso de su madre sonaba, por extraño que pareciera, casi malicioso.

Pansy también dibujó una dulce sonrisa en su rostro.

Dulce no era una palabra que solía usar para describir a Pansy o a su madre. Él comenzaba a sospechar levemente sobre la situación.

—Prefiero lanzarme un Stupefy.

Antes de que pudiera echarlas de su casa, Pansy le dijo que tenía algo en la espalda y después de tratar en vano de limpiarse, su madre decidió agarrarlo y se aparecieron en el Diagon Alley. No tuvo tiempo para indignarse con los flashes de las cámaras debido a que estaba demasiado mareado por el inesperado viaje. Draco tardó un minuto en darse cuenta de que no tenía su varita. «Mierda

Se sentía estúpido por caer en la trampa, pero a veces la simplicidad era la clave del sigilo. La simplicidad, después de todo, era el fuerte de Pansy. Su madre, era todo lo contrario. Cuando ella planeaba, lo hacía a lo grande, pero Draco todavía no podía descartar que su madre fuese la mente maestra. Después de todo, era una persona intrigante, pero solo cuando sentía que era necesario. A veces, ella podía convencerlo de que él fue quien tuvo la idea. Y así fue como terminó cargando sus bolsas como un maldito elfo doméstico, err, como un buen hijo.

Su presencia también fue generalmente requerida para perpetuar la fachada de que eran una familia noble, pero normal. Draco se burló de la palabra. Los Malfoy no habían sido normales durante mucho tiempo. La Segunda Guerra había disminuido enormemente su riqueza, gracias a las indemnizaciones y multas, pero eso no fue suficiente como para sacarlos de los escalones superiores de la sociedad. Su madre gastaba suficientes galeones para asegurarse de que la gente nunca olvidara que todavía formaban parte de la élite mágica. Si eso significaba aburridos viajes de compras en Diagon Alley, donde debían asegurarse de ser vistos por los fotógrafos, que así fuera.

—¿Mandarina? —ofreció Pansy, sentándose recatadamente con las piernas cruzadas. Sus ojos se entrecerraron con sospecha, ya lo habían engañado una vez ese día. Ella dejó escapar un suspiro dramático. Maldito infierno, estaban donde Madam Malkin desde hace una hora.—. Sé que tienes hambre.

DesgarradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora