Un momento suspendido en el tiempo

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter son propiedad de J.K. Rowling. La historia es de Inadaze22.

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Capítulo veintinueve: Un momento suspendido en el tiempo

Primera parte: Él perdió

30 de abril

La primera vez que Hermione se alejó de él, Draco no lo pensó mucho.

A él se le hizo un nudo en el estómago durante el breve intercambio y ella quiso irse tan rápido como sus piernas le permitieran. Y ella lo hizo. Granger levanto la mano, le dio la carta sin resistencia, Hermione giró sobre sus talones y lo dejó allí.

Y no, ella no había mirado atrás.

Todo lo que pudo hacer fue mirarla. Quería una segunda oportunidad; una que no lo dejara sintiéndose como un extranjero en su propia piel. Quería tener la oportunidad de rechazar la carta que todavía estaba en su mano.

Mañana.

Granger quería hablar con él mañana.

Quería que se encontraran en su casa antes del atardecer para poder hablar.

Mañana.

El tema de la discusión de mañana no era exactamente un misterio para él, pero no estaba listo para responder a ninguna de las preguntas que ella seguramente tendría. Draco volvió a leer la nota, tratando de leer entre líneas, pero no encontró nada útil. Su cursiva le había dicho mucho sobre quién era ella realmente como persona: autodisciplinada, meticulosa e inteligente. Nada nuevo. Volvió a leer la nota. Su caligrafía era impecable; cada bucle era simétrico, cada línea era recta, cada "y" estaba escrita cuidadosamente, cada "i" estaba punteada perfectamente...

Se preguntó si la letra de Granger era demasiado perfecta, demasiado practicada y demasiado cuidadosa.

¡Ah!

Definitivamente, no era el primer borrador. Ni siquiera el segundo. O el tercero.

Cuando miró más de cerca, Draco pudo ver las imperfecciones menores. Podía ver la tensión en la "D" mayúscula en su nombre y la ligera vacilación en la palabra "mañana". Granger había querido que esta carta fuera perfecta, pero más que eso, quería que él pensara que ella estaba perfectamente bien. Parecía que Hermione había hecho todo lo posible para demostrar que no la afectaba, que él la ignorara, pero todo lo que hizo fue demostrar que sí lo hacía.

Y Draco no sabía cómo sentirse al respecto. Era una mezcla entre culpable y comprensivo, y eso no le sentaba bien a su conciencia que siempre pareciera que estaba teniendo una pelea de algún tipo. Igual que cuando cometía un error al tratar de Granger. Draco creía que necesitaba desterrar todo maldito sentimiento para siempre.

Pero más tarde.

Draco había aceptado esa amistad que había florecido en circunstancias inusuales, le había admitido en su círculo íntimo junto a Pansy y Blaise, e incluso se había permitido sentirse cómodo con ella; pero últimamente estaba empezando a dudar de su amistad. Oh, seguían siendo amigos, pero de una forma diferente. Sus interacciones y tiempo juntos no eran muy amistosos. De hecho, siempre estaban tensos, callados e incómodos, si es que eso tenía algún sentido.

La noche en el muelle no fue una pelea entre dos amigos, sino una discusión entre amantes.

Ese pensamiento envió una extraña sacudida al cuerpo de Draco, y sus hombros se tensaron. Apartó los ojos de la nota, la dobló dos veces y la metió en su bolsillo. Sus primeros pasos fueron lentos; los músculos de sus piernas estaban rígidos por la falta de movimiento. Fue a su licorera, tomó la primera botella que vio, un vaso y se sirvió mecánicamente. Necesitaba algo para calmar sus nervios y silenciar sus pensamientos, el whisky de fuego sería su mejor opción.

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