- ¿FP? - pregunté entrando en su caravana - FP, ¿va todo bien? Hoy no has ido con la alcaldesa así que me ha pedido que te trajera los papeles.
- Déjalos ahí y vete - oí que dijo.
- ¿Por qué?
Escuché algo de movimiento en la habitación contigua así que me asomé.
FP estaba fatal, con las peores ojeras que hubiese visto nunca, pero fue lo que sostenía en su mano lo que llamó mi atención, una botella de alcohol. Es más, toda la habitación estaba llena de latas y botellas vacías.
- Me dijiste que habías dejado de beber - le clavé una dura mirada.
- Lo hice.
- ¿Si? ¿Y cómo lo llevas?
El chico abrió la boca para replicar, sin embargo, la volvió a cerrar sin decir nada.
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- Que sepas que todos tenemos vidas duras FP, todos. Pero la diferencia es que algunos de nosotros elegimos levantarnos e intentar seguir para delante.
Le sostuve la mirada unos segundos más y luego me di la vuelta para salir, era incapaz de estar allí un instante más.
- Por favor _______________ - escuché a mi espalda.
- Llámame cuando estés sobrio - dije antes de cerrar la puerta con un sonoro portazo.
