La discoteca estaba llena. Decenas de adolescentes bailaban con bebidas en las manos. Yo tenía los ojos perdidos en las luces hasta que alguien cruzó mi campo de visión y llamó por completo mi atención. Al verle no pude evitar sonreír. Reggie Mantle estaba al otro lado de la pista de baile.
Esquivé a la gente hasta llegar hasta él.
- Estás muy guapo - alcé la voz para que se me escuchara por encima de la música.
- Tú tampoco estás nada mal.
Me acerqué a él hasta llegar a su oído.
- Ven sígueme.
Le cogí de la mano y nos fuimos abriendo paso hasta el baño. Antes de entrar eché un vistazo a nuestro al rededor para asegurarme de que nadie nos viera y pasamos.
En cuanto la puerta se cerró a nuestra espalda me lancé a sus labios. Eran carnosos y dulces y cada vez que los probaba me gustaban más.
De repente, Reggie se separó.
- ¿Va todo bien? - le pregunté extrañada.
Él me miró indeciso.
- Oh vamos, sea lo que sea que pase te ayudaré a despejarte.
Puse mis manos en su pecho, sin embargo, él me las apartó.
- Esto es lo que no va bien.
- No te entiendo.
- Quiero más, quiero ser más que un ligue casual para tí - cogió aire - No puedo no acercarme a ti cuando te veo por ahí, decirte lo guapa que eres. No puedo conformarme con tocarte solo cuando nadie nos ve, porque no creas que no he visto cómo miras por encima de tu hombro antes de besarme; pero aún así vengo porque necesito sentirte, necesito besarte.
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- Reggie....
- Y realmente creo que tú también lo quieres pero por cualquier razón te da miedo.
- No funcionaríamos, no de esa manera.
- Eso no lo sabes. Podemos empezar despacio, tomarnos el tiempo que necesitemos. No tienes porqué responder ahora y lo entendería si dijeras que no. Sólo piénsatelo.
Me pasó una mano por el pelo y me dedicó una pequeña sonrisa antes de salir del baño y volver a la fiesta.
