- Decirte que los tenía era la única forma de asegurarme de que vinieras.
- Pues ya estoy aquí, ¿qué quieres?
- Disculparme. Siento haberme ido el otro día de esa manera, sin decir nada y no haber hablado contigo desde entonces. Es sólo que tu propuesta me pilló por sorpresa y....
- No te preocupes - me interrumpió - También es culpa mía, no debería haberlo soltado así.
- La cosa es que le he estado dando vueltas - me mordí el labio nerviosa.
- ¿Has llegado a alguna conclusión?
- Si.
Charles me miró con curiosidad.
- Si aún te apetece a tí, me encantaría irme a vivir contigo.
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La sonrisa que se formó en sus labios me dejó claro que él no había cambiado de idea.