O3

728 108 56
                                    

—¿Estás listo? —pregunto el castaño mirando a su nuevo amigo—

—¿Habrá algún problema si voy vestido de esta manera? —pregunto Lalo observando a la familia Miller—

—Por nosotros no hay ningún problema, eres libre de vestirte como quieras. —respondio la señora Miller con una sonrisa—

—Exactamente, tu no te preocupes por aquello. Así que vámonos. —ordeno el señor Miller para después subir a su auto—

—¿Alan irás con nosotros o irás por tu cuenta? —pregunto Adal—

—Si no es mucha molestia, prefiero ir con ustedes —respondio Alan con una sonrisa—

—De acuerdo, hay que subir. —murmuro el chico—

Cuando los tres ya estaban sentados, el auto comenzó a marcharse, dejando a una chica mirando al vehículo con molestia, para después comenzar a correr a su hogar.












—¡Lalo! ¿Que haces aquí? —pregunto Regina mirando a su hermano menor—

—Oh Regina, lo que pasa es que-

—¿Usted es Regina Rueda? —pregunto el castaño interrumpiendo al rizado—

—¡Joven Adal, que pena! —exclamo la señorita— Si soy Regina Rueda, un gusto tenerlo aquí, ¿Me haría el honor de pasar a vestuario? Ya mero comienza el evento y el tiempo es oro. —dijo de manera amable—

—Claro que sí. Por cierto, Lalo viene conmigo yo lo invite. —comento antes de retirarse—

—¡¿Por qué no me dijiste que conocías a Adal Miller? —pregunto Regina mirando a su hermano—

—¡Por qué lo conocí hoy! —contesto el chico mirando a su hermana—

—El dice que te invito al evento, ¡Lalo nada más mira como vienes!, pasemos a vestuario tomaremos algo para que te veas elegante. —ordeno la chica para después arrastrar a su hermano al lugar mencionado—

—Regina, los padres de Adal dijeron que no había problema con mi forma de vestir. —reprocho el chico—

—Pero eres mi hermano, así que vamos a cambiarte. —contradijo Regina—







—¡Ya sal de ahí, Lalo! —exclamo—

—Me veo raro vestido así, Regina. No me gusta —se quejo el de larga cabellera mirando a su hermana—

—¡Pero si te ves increíble! —exclamo de manera alegre—

El chico vestida con una camisa de manga larga negra, unos pantalones de mezclilla y unos tenis blancos.

—Si, pero me veo raro, no me gusta usar este tipo de ropa, a mí me gusta más las camisetas y los pantalones cortos. —reprocho—

—Solo sera por un tiempo, mientras acaba todo esté evento, después puedes volver a cambiarte. —dijo la chica mirando de manera sería al rizado—























—¡Adal! —exclamaron a sus espaldas—

—Señor Carlos, un gusto verlo. —dijo de manera amable el castaño—

—Digo lo mismo, me alegra saber que usted y sus padres aceptaron que modelara en mi evento. —comento el presidente de Cklass—

—No es nada señor Carlos, es un gran honor estar aquí, me alegra que me haya considerado. —murmuro con una sonrisa—

𝑴𝒊 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐 𝒆𝒓𝒂𝒔 𝒕𝒖 |𝑳𝒂𝒍𝒐 𝑹𝒖𝒆𝒅𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora