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La mañana de Guanajuato empezó algo tensa, el día se veía triste, el cielo estaba completamente gris, no había ningún rayo de sol en el día. Todo estaba opaco, los característicos colores que solían verse, en estos momentos estaban sin brillo.


La familia Rueda se despertó en la mañana, desayunaron todos en familia, todos estaban en silencio, Lalo aún no estaba del todo cómodo, es decir; hace poco su madre le había cobrado la comida y su estancia ahí. Aparte se había acostumbrado a desayunar con la familia Miller.

La familia Miller...esa familia era increíble, los que formaban parte de esta, eran increíbles, cada uno de ellos se había vuelto especial para el Rueda, incluso los amigos de la familia, (a excepción de Alice) todo era maravilloso.

Con esos pensamientos termino de desayunar para después dar las gracias y caminar hacia la salida.


—¡Lalo! —exclamo su madre acercándose a paso lento hacia el chico— Solo quiero que sepas que está siempre será tu hogar, y en verdad deseo que vuelvas a dormir. —añadió Luz acariciando el rostro de su hijo con una pequeña sonrisa—

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—Hola guapo. —saludo el castaño acercándose al Rueda que salía—

—Hola Cherry, ¿Cómo estás? —preguntó dándole un pequeño beso en sus labios—

—Que linda forma de saludarme. —murmuro con una sonrisa— Estoy bien, Malika tuvo una pelea con Alice en la mañana, pero todo está bien, ¿Cómo te fue? —preguntó tomando la mano del chico—

—Bien, pudo irme mejor, pero no me quejo. —respondió apretando la mano del chico—

—¿Irás al restaurante? —cuestiono el castaño después de un tiempo—

—Si, debo ir a trabajar para ganar dinero y comenzar a pagarle a mi mamá, también veré mis horarios para que pueda ir a Cklass, ese dinero será una ayuda extra. —murmuro con una sonrisa—

—Espero te vaya bien, puedo ayudarte a ordenar tus horarios. —sugirió sonriendo—

—Lo hablaremos en la noche, ¿Me quieres acompañar al restaurante? —preguntó con tranquilidad, sin embargo se alteró un poco al sentir como el Miller se tensaba—

—E-eh, no lo creo, Lalo, debo irme, tengo que ayudar a mis padres con algo. —murmuro el chico fingiendo una sonrisa—

—De acuerdo, me los saludas, diles a todos que los extrañe. —comentó con un puchero en sus labios—

—Claro, yo les digo, cuídate nos vemos en la noche. —susurro para después dejar un besito en sus labios e irse de manera rápida—

Lalo miro hacia la dirección donde se iba el Miller y soltó un suspiro, ese chico lo volvía loco.

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—Hola Adal. —saludo la oji-marrón con una sonrisa—

—Alice, Hola. —saludo seco pasando a su lado—

—¿Puedo preguntar el motivo de tu llegada? —pregunto siguiendo al castaño—

—¿No puedo llegar temprano a mi casa? —Adal giro a ver a su...lo que sea que sea ella—

—Claro que si puedes Adal, solo estoy confundida, siempre llegas después de las ocho de la noche, y apenas son la una de la tarde. —contestó en voz baja—

𝑴𝒊 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐 𝒆𝒓𝒂𝒔 𝒕𝒖 |𝑳𝒂𝒍𝒐 𝑹𝒖𝒆𝒅𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora