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4 años antes

Un joven castaño empacaba su ropa con tranquilidad, el día de mañana iría a Italia. Su padre quería que lo acompañara a una junta de negocios, bien; aún era jóven, sin embargo; debía comenzar a aprender cosas del negocio familiar. Era su obligación como el mayor.

—¿Ya estás listo para mañana? —cuestiono Javier entrando a la habitación de su hijo—

—Claro papá, mis maletas están listas, ¿Nos quedaremos dos semanas allá, cierto?Adal miro a su padre—

Si, debo hacer cosas después de la junta, cosas en la que tú me ayudarás. —Javier revolvió con cariño el cabello de su hijo— Ahora duerme, mañana tienes que madrugadar, así que...¡A la cama! —exclamo tomando la maleta que el pequeño Miller había hecho—

—Esta bien, espero mis clases de italiano hayan servido de algo. —Adal sonreí con felicidad—

—Ya verás que así será, campeón, ahora a dormir.

—Adal, cielo, cuídate mucho mi amor, cualquier cosa no dudes en decirle a papá. —Isabelle abrazo a su hijo con cariño, en verdad que extrañaría a su bebé—

—Mamá, no te preocupes, estaré bien, te marcarte todos los días. —prometió el chico—

—No es como si mi hermanito se fuera toda la vida, solo son dos semanas. —Lea rodo los ojos divertida, para después abrazar a su hermano— ¿Me dejaras tus videojuegos? —pregunto con inocencia—

—No. —respondió alejándose— Solo cuídalos, porque si regreso y están en mal estado, no te volveré a prestar nada. —advirtió—

—De acuerdo, cuídate hermanito, me cuentas como es Italia. —Lea abrazo de nuevo a su hermano—

—Nos vemos en dos semanas, cariño. —Javier dejo un casto beso en los labios de la Jhonson—

—Cuidate y cuida muy bien al niño, querido. —Isabelle abrazo a su esposo con amor—

Solo pasaron unos minutos cuando ambos hombres de la familia Miller ya estaban en el auto, yendo al aeropuerto.


Mientras en Italia, una joven rubia daba vueltas por sus lindas calles, estaba buscando a uno de los amigos de sus amigo, él la había pedido el favor de ir a por un gran amigo de él, ella obviamente acepto.

—Dónde estarán...—susurro buscándolos, su amigo le había comentado que las personas que debía ir a traer estarían a esa hora en ese lugar—

Giro de nuevo, dispuesta a dar otra vuelta, sin embargo se quedó quieta cuando un adulto y un chico de aproximadamente de 14 años corrían rápidamente hacía ella.

—Buenas tardes, ¿Usted es Linda Córcega? —cuestiono el adulto—

—Buenas tardes,sí yo soy Linda Córcega, un gusto en conocerlo señor Miller. —la mujer ofreció su mano en forma de saludo—

—El gusto es mío, señorita Córcega. —Javier acepto el saludo— ¿Que edad tienes? Es decir, no te ves de más de 20. —Javier comenzó a caminar con su hijo y la mujer—

—Oh, tengo 18 años, no tiene mucho que me mudé a Italia, apenas cumplí los 18 sali corriendo de Oaxaca, mi lugar de origen. —explico la señorita para después mirar al niño que caminaba al lado del adulto— ¿Quien es este jóven apuesto? —preguntó sonriendo—

—Hijo, preséntate, campeón. —el señor Miller sonrió—

—Adal Miller, un gusto en conocerla señorita Linda. —Adal sonrió con pena—

𝑴𝒊 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐 𝒆𝒓𝒂𝒔 𝒕𝒖 |𝑳𝒂𝒍𝒐 𝑹𝒖𝒆𝒅𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora