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Las chicas llegaron a su lugar indicado, Lea observaba su alrededor con una gran sonrisa. Mientras que Alice observaba confusa... así que ese era el famoso callejón del beso el cual su amiga estaba muy emocionada de ver.

—¿Esto era lo que querías ver? —Alice miro a su amiga—

—Sí, hay una leyenda muy linda aquí. Cuenta la leyenda que si tú visitas el callejón del Beso tienes que darle un beso a tu pareja subiendo hasta el tercer escalón de la parte más angosta del callejón para así tener 15 años de prosperidad y amor. Si no lo haces, corres el riesgo de padecer siete años de mala suerte. Oh al menos eso fue lo que leí en internet. —murmuro—

—¿Así que si te besas con tu pareja aquí tienes 15 años de suerte? —preguntó nuevamente—

—Amm, se podría decir; sí. En fin, regresaré cuando tenga pareja. —susurro suspirando—

—Veras que pronto la tendrás Le y vendrás a darte muchos besitos con el aquí. —dijo divertida— Ahora, vamos a comer algo que me muero de hambre. —susurro con un puchero—

—No conozco ningún lugar, pero podemos preguntar con alguien de aquí. —dijo la castaña mirando a su alrededor—

—Camina bien, no te vayas a tropezar con alguien. —habló la Hernández—

—Eso no pasara Al- —no finalizó su frase ya que cómo su amiga había dicho; se tropezó con alguien—

Lea y la persona con la que había tropezado cayeron fuertemente. Alice fue a su amiga y la levanto con cuidado.

—Te dije que te ibas a caer, ¿Estás bien? —pregunto preocupada—

—Lo lamento tanto, no estaba viendo el camino y no te mire, lo siento. —se disculpo una voz masculina—

Lea se limpio el polvo para después alzar su mirada para poder responder. En frente de ellas habían dos chicos; un chico moreno y pelinegro, pero un chico fue quien le llamo la atención aún más; un chico de tez clara, pelo platinado y ojos asiáticos.

—S-si, yo también tuve culpa. —tartamudeo llamando la atención de su amiga que la miro divertida—

—¿Te encuentras bien? —preguntó el platinado—

—Si, solo fue una caída pequeña, no pasa nada. —respondió con sus mejillas sonrojadas—

—Soy Dante Williams, un gusto. —dijo el chico estirando su mano a la dirección de la chica—

—S-soy Lea Miller, el gusto es mío Dante. —murmuro tomando la mano del chico—

—Espera...¿Dijiste Williams? —pregunto Alice entrando en la conversación—

—Si —respondio—

—Oh por dios, ¿Eres hijo de Gael Williams? —preguntó la chica—

—Y de Wendy González, sí. —respondio mencionando a su madre—

—Lea Miller...¿Hija de Isabelle y Javier Miller? ¿Hermana menor de Adal Miller? —pregunto el moreno—

—La misma. —respondio la castaña—

—Soy Leonard Carrera. —dijo el moreno—

—Parece ser que todos nos estamos presentando. Soy Alice Hernández. —dijo la chica—

Los cuatro se sonrieron mutuamente.






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—Yo creí que ya te habías olvidado de mi. —bromeo el pelinegro observando al castaño—

—Jamás, solo necesitaba un tiempo para procesar. —respondio Adal con una pequeña sonrisa—

𝑴𝒊 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐 𝒆𝒓𝒂𝒔 𝒕𝒖 |𝑳𝒂𝒍𝒐 𝑹𝒖𝒆𝒅𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora