𝐶𝐴𝑃𝐼́𝑇𝑈𝐿𝑂 𝑉𝐼𝐼𝐼- ⭐𝑈𝑛 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜 𝑀𝑖𝑠𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑠𝑜⭐

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"Es tu estrella quién aún  persigue nuestra vieja historia"

Tarde Lluviosa en Oxford-01:00 PM

Después de que mi madre aceptara que me quedara en casa para terminar de organizarme para el evento al que asistiría con mis padres, me tomé el tiempo de hacer algunos planes para mi querida Nora, y a la vez para descansar un poco de todo lo agobiante que habían sido estos últimos días.

Algo que me hacía muy feliz era ir de compras, aunque no siempre puedo comprar todo lo que observo.

Sin embargo algo que amaba de ir a las tiendas comerciales, era filtrarme en las bibliotecas de nuestra amada ciudad Inglesa y sentir aquel aroma que desprenden las hojas de los libros nuevos.

Me deleito en el aroma a tierra mojada que puedo percibir al asomarme por la ventana, no puedo evitar sonreír, el día pintaba bien.

―¿Feliz?―es la voz de Nora quién me regresa a mi juicio.

―Por supuesto―le ofrezco una sonrisa mientras vuelvo hacia la orilla de mi cama.

―Stella, querida; ¿Si sabes que puedes confiar en mí, verdad?

Asiento con mi cabeza, sé lo que pretende, pero por ahora, pienso evitar ese tema. Ella suelta un suspiro y con un leve aplauso que llama mi atención dice.

―Bueno, a cambiarse, ¿No iras en uniforme a la consulta, cierto?―una de sus cejas se eleva un poco con una sonrisa picara.

―Ya estaba pensando en ello.

―Regreso en un momento, iré a ver como va todo abajo, por qué hoy llegan unos encargos de tu padre.

Me dispongo a quitarme el agetreado uniforme conformado de una camisa manga larga blanca, un sueter sin mangas azul marino, la agobiante corbata roja, y finalmente la falda de tablones del mismo color de mi sueter. Me safo las medias lisas, me pongo mi bata blanca, mientras le doy un vistazo a mi guardarropa.

Abro mi enorme armario de madera color fresno, y comienzo a recorrer con mi vista la paleta de colores que puedo armar, basandome en el día.

Y es que algo bueno de que estemos en Noviembre, es el frio que en Bristol predomina, sí, de alguna forma, sí me hacía mucha ilusión el evento que habría. Pero por ahora me enfocaría en algo menos llamativo, para ir a mi visita con el Dr.

Me decido por una sudadera café  que es muy holgada, la acompaño de una falda café de cuadros, es circular y con pequeños tablones. Me acerco al tocador y es entonces cuando decido cercarme la sudadera. 

―Vamos a usar...esta―tomo una mascada café que tiene decorativos de un color nude.

Recojo un poco mi cabello, que es de un tono castaño con mechones rubios, mi madre dice que he heredado la cabellera de mi abuela, y es lindo escuchar eso, aunque admito que me hubiera gustado tener la pelirroja cabellera de mi bisabuela.

―<<No está tan mal>>―pienso para mí misma, hasta que me detengo en mis propias pupilas. 

El color que mi madre posee en sus ojos, es azul, pero no el típico, más bien es como ver el azul de la noche, mi padre tiene un color poco común, ojos grises oscuros, como resultado han surgido mis pupilas que poseen un color similar al reflejo del oceano con el cielo, es raro y difícil de explicar, pero en efecto no son ni azules brillantes ni negros.

―Creo que después de todo, somos un curioso diamante―sonreí frente al espejo, y me impulsé a terminarme de arreglar para luego buscar el calzado adecuado.

Como la tarde ha estado muy lluviosa, esta vez esquivo los zapatos de charol y opto por unos botines de punta de color blancos. Abro el estante donde guardo mis bolsos y tomo un maletín café de correa. 

Veleros y Estrellas. ⭐ #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora