𝐶𝑎́𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑐𝑖𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝐴𝑑𝑎́𝑛 𝑦 𝐽𝑢𝑙𝑖𝑒𝑡𝘩...
Continuación.
Dicen que cuando el cielo es tranquilo, una tormenta inesperada podría robarse la paz, pero hay quienes dicen que un cielo tranquilo, también anuncia nuevos comienzos, confieso que a veces me atemoriza un poco el hecho de qué yo pudiese estar ignorando la tempestad, y qué esa vieja leyenda urbana solo fuese eso, un mito, y no una realidad.
Casi toda la vida he huido de mis tormentos, empezando por aquella pesadilla que ocurrió en Italia, mis monstruos mentales son dueños de mis noches, quizá deba considerar que en algún momento Adán necesite conocer esta parte tan obscura de mi vida.
Pero tengo miedo de que huya, más no lo juzgaría, hay secretos que pueden ser aterradores.
Aunque en verdad, una parte de mi, se niega a dar este paso, por qué no sé si verdaderamente estoy lista para descubrir cuales son sus pesadillas qué el esconde, y me sentiría tan culpable de no poder protegerlo, por parecer un monstruo frente a él.
Un ruido al exterior de la habitación es quién me hace salir de mis profundos pensamientos, guardo nuevamente la sortija que sostenía entre mis manos, la guardo nuevamente en la pequeña caja donde estaba.
Me siento como un ladrón de media noche, pero trato de dejar todo en su lugar, salgo de la habitación con cautela. O al menos eso es lo que yo creía, pero confieso, no tengo habilidades de ladrona, esta vez es Adán quién casi me mata del susto al aparecer justo frente a mí.
—¡Adán!—Un gesto espontaneo surge de mi rostro al mirarlo.
—Así que aquí es donde se ocultaba usted señorita Vangoh.
—Lo siento—Declaro. Y termino de cerrar la puerta con un leve golpe.
—¿Por qué te disculpas?—Frunce levemente el ceño.
—No debería andar tan libremente recorriendo los pasillos de tu casa.
—Bueno, no había pensado en ello, dime; ¿Cómo vas a saldar esto?
—¿Negociamos a esta hora?—Una sonrisa pícara surge de mis labios.
De su parte es una sonrisa suave la que se esboza de su rostro.
—¿Qué voy a hacer contigo Vangoh?
Y antes de poder emitir palabra es él quién nuevamente se pronuncia:
— ¿Te gusta ese libro?
He salido tan aturdida qué no me he fijado qué traía en el bolsillo del saco de Adán un Libro. "Sentido y sensibilidad"
—Considero que es una obra de arte, y cuando lo vi, no pude evitar leerlo, hacía tanto que no lo veía, me quedé un rato embobada con él.
—No sabía que te gustaba este tipo de lectura.
—Mi madre era una empedernida amante de los libros de Jane Austen, recuerdo que cuando era muy pequeña, se encargaba de crear algunos pequeños escenarios con títeres para mí y cada día que pasaba descubría una nueva parte de las historias, era mi momento favorito del día.
—Qué bonito suena eso, en realidad yo no tengo recuerdos así, creo que deberías quedártelo, solo alguien como tú podría apreciar el arte de este libro de una forma tan bonita.
—Oh no, Adán esto es demasiado, esta es la primer versión de 1811, no puedo aceptarlo.
—Escucha; quiero que sepas que ese libro ya es tuyo, desde ahora. Si no quieres que salga de aquí está bien, puedes venir a leerlo las veces que quieras, no necesitas sentirlo como demasiado—Deposita un cálido beso en mi frente para luego mirarme—Me encantaría darte el mundo entero Vangoh, pero a decir verdad justo ahora, puedo ofrecerte un buen café—una sonrisa con picardía se escapa de sus labios.
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Veleros y Estrellas. ⭐ #PGP2023
Novela JuvenilPor años he escuchado una antigua leyenda que dice que cuando nacemos, una nueva estrella aparece en el cielo, pero nadie me habló de aquellas estrellas oscuras a punto de fenecer, supongo que tampoco ellos se habían detenido a pensar en ellas, sin...