Capítulo 3.

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Lunes 09 de febrero de 2019.

Me encontraba desayunando con Belinda en un café fuera de la ciudad. Siempre solíamos hacer eso, salir a conocer nuevos lugares.

— La semana pasada conocí a un chico — rompí el silencio que estaba en nuestra mesa.

— ¿Tú, socializando? Wow, esto es algo nuevo, cuéntame más.

— No es la gran cosa, solo le enseñé unas cuantas notas en la guitarra. — aclare, omitiendo todo lo demás, claro.

— Eso es perfecto, no enseñes de más — bromeo, mientras le daba un sorbo a su café.

— ¡Estoy hablando enserio Belinda! — reproche, aventandole una servilleta en la cara. Lo que nos causó mucha risa.

— Bueno ya, ¿Cuál es su nombre? — pregunto, recuperando el aliento.

— Daniel Briston creo, o Bristol, no recuerdo bien — Belinda casi se ahoga con su café cuando me escucho — hey tranquilaaa, ¿lo conoces?

—Perdón, perdón— volteo su cabeza hacia un lado, cubriendo su boca, no podía dejar de toser— Ya, ya pasó, bien, no lo conozco pero me da gusto que comiences a socializar más.

No dije nada más, no quería seguir hablando de él, apenas lo había conocido así que no era tan importante.

Belinda comenzó a ponerme al tanto de cómo iba su vida, que le había comenzado a gustar un amigo de su hermano pero que lo veía como un amor imposible. De igual forma se iba a enredar con él, siempre buscaba la forma de hacerlo.
Donde pone el ojo pone la bala.

—Es mejor que solo lo tomes como algo pasajero, enamorarse no sirve de nada, es una pérdida de tiempo.— le recordé, llevaba mucho tiempo tratando de hacer que entendiera que dejara de buscar algo serio con alguien, al final todo termina igual.  

—Pero si quiero a alguien conmigo, ya me aburriste tú y tu negatividad de siempre. — Lo dijo en forma de burla pero dolió. En fin, era verdad. Admito que tengo un muy mal carácter y por más que trataba de cambiar, mi negatividad salía por si sola.

— No dices eso cuando te dejo dormir en mi cama estando ebria y llena de vómito.

Me ofendiste Shrek — bajó la cabeza ofendida. Y nos echamos a reír.

—Hablando enserio, no quiero que te rompan el corazón y termines llorando a las horas de la madrugada, no mereces eso, hoy en día nadie valora nada, prefiero verte feliz y borracha.

—Bueno— se puso seria viendo fijamente su taza de café como si estuviera pensando en decirme algo— Pero si se aparece la oportunidad de andar con alguien la tomaré ¿ok?

Dios mío, ni como hacerla entender.
Puse los ojos en blanco, me encogi de hombros, diciendo de forma no verbal "ya será tu problema pero te estoy advirtiendo". 

La conversación finalizó y salimos de ahí, conduciendo, buscando un lugar para despejar un poco la mente.

Subimos una calle y encontramos un pequeño parque que estaba repleto de niños corriendo a todos lados, era un buen clima. El aire  hacía que muchos papalotes se vieran en el cielo, elevándolos muy fácilmente, como si la gravedad no existiera, era una gran vista. El sol estaba en todo su esplendor pero no quemaba tanto por el aire fresco, supongo que porque se encontraba en una zona alta.

Brillando bajo el agua. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora