Brillando bajo el agua.

Prólogo

- ¡Hey Dessman!- me gritó desde lo más alto de la calle.

Me había dejado bastante atrás, mi condición física era pésima. Y ni hablemos de mis pulmones que apenas y podían trabajar bien.

- ¿Quieres darte prisa?- siguió- O quieres que baje y te aviente de una patada.

- ¡Hago lo que puedo Imbécil! Que tortura hacerme subir caminando, cuando pudimos subir en el auto- proteste, seguí subiendo a zancadas largas para que así fuera más corto el camino.

Justo cuando iba a llegar a lo más alto, corrió hacia mí. Me detuvo agarrándome por los hombros.
No entendí que quería hacer.

-Antes de que llegues a la cima, quiero decirte que... -hizo una pausa, usando un tono serio- ¡Maldita sea! Estuve indagando esto por varios días solo para impresionarte. Y si no lo valoras como se merece, te juro que te voy aventar cuesta bajo.

No pude evitar reírme.
Escanee su rostro buscando alguna señal de que esto era una broma, pero no la encontré.
Me puse seria y asentí.

-Muy bien- me sonrió y se colocó atrás de mí, tapándome los ojos con sus manos.

- ¿Qué haces?- me separe, volteando a verlo.

-Esto es una sorpresa de mí, para ti, así que quiero que la veas cuando sea el momento perfecto.

No dije nada más y dejé que me cubriera los ojos.

Nos habíamos demostrado tantas veces que nos odiamos, que no me sorprendería si aquí mismo me mataba, o me hiciera una mala broma.
De igual forma, el odio era mutuo.

El aire comenzó a impregnarse en mi cuerpo, que me hizo temblar un poco. Mis ojos estaban calientes por las manos que los cubrían. Nada incómodo.

Me relaje al momento en que nos detuvimos. Ninguno de los dos decíamos nada. La angustia y curiosidad se apoderaba de mí, no sabía dónde estaba, ni porque estaba aquí pero ya quería averiguarlo.

Comenzó a despegar sus manos de mis ojos poco a poco. Al instante vi borroso pero mientras mi vista se aclaraba, se inclinó hacia mí, susurrándome al oído:

-Existen diferentes tipos de lluvia-, hizo una pausa- pero mi favorita, siempre será la de estrellas.