Capítulo 11.

32 5 0
                                    

Daniel.

Vacaciones, parte 3/3.

Cada pisada hacía eco, no sabía exactamente en donde estaba, pero si sabía que estaba jugando con una pelota amarilla.
La había lanzado pero ya no la encontraba. Comencé a correr, mis pequeños pies se movían demasiado rápido, me sorprendió que no me sintiera cansado...entonces, lo vi.

— Toma pequeño, creo que esto es tuyo— dijo, tendiéndome la pelota que estaba abrazada por su mano.

— ¡Abuelo! — Grite saltando a sus brazos— ¿Cómo estás? Te extraño mucho, ¿Al fin estaremos juntos de nuevo?

— ¡Oh pequeño! — ensanchó su sonrisa hasta que sus ojos se enchinaron y sus peculiares arrugas salían a la vista. — Disfruta el tiempo que estés allá, tú y yo tendremos tiempo de sobra después.

— Eso suena a mucho tiempo abuelo — conteste con tristeza.

— Aún tienes mucho que hacer pequeño— se inclinó a dejarme en el suelo y se despidió de mí — Te quiero pequeño Bristol.

Me desperté de golpe, pero tranquilo. El sudor resbalaba por todo mi cuerpo, no me sorprendió ver mi almohada toda húmeda. Últimamente había tenido sueños bastante raros, donde mi abuelo aparecía en cada uno. Lo extrañaba demasiado, fue una grandiosa persona que nunca me dejó solo. Siempre le agradecí por ello pero nunca pude recompensarlo de una buena manera, aunque a él le bastaba con que le demostrara mi cariño.

Todos los días lo extrañaba, pero comenzaba a acostumbrarme a vivir con su ausencia, no servía de nada deprimirme si él ya no iba a regresar. 
Bien dicen que te puedes comunicar con ellos a través de los sueños y ellos contigo, pero en esta ocasión no sé exactamente qué es lo que mi abuelo quería decirme.

Salí de la cama hacia la ducha, durando buen rato bajo el chorro de agua fría. La mañana no había comenzado bien y este era nuestro último día de vacaciones en la playa. Tendría que disfrutarlo al máximo, pero mis energías estaban por el suelo. Era normal, pues todos los días anteriores había estado en constante movimiento.

Aunque a veces me cansaba bastante con poca actividad física y mi respiración se agitaba mucho, tanto que me hacía hasta quedar dormido de la nada. Esta fue una de las tantas razones por las cuales dejé de trabajar y de hacer ejercicio, talvez solo estaba perdiendo condición física y estaba envejeciendo. Ja, los años no pasan en vano.

Salí de la ducha y baje a desayunar junto con los demás, que me esperaban en el restaurante.  Estar rodeado de ellos me hacía sentir muy feliz y afortunado por contar con amistades verdaderas, no falsas como las demás.

En cuanto a Levana, puede ser un poco especial, pero no la juzgo, a lo mejor este pasando por cosas difíciles, y sobrellevar con ellas hace que su enojo salga a la vista. No justifico que se desquite con los demás, pero por el poco tiempo que hemos convivido ha habido avance, ahora se divertía con nosotros, cada día reía más, cantábamos, nos teníamos más confianza y eran pocas veces las que se alejaba y se comportaba cortante.

Aun así me seguía agrandando, nuestra conexión como amigos fue muy rápida y en parte; eso me alegro.

— ¡Último día! — grito John alzando sus manos — ¿Que quieren hacer?

Creo que él, era el único que seguía con tantos ánimos, todos teníamos cara de querer dormir 2 días seguidos. Disfrutamos mucho estar ahí, pero las desveladas y resacas estaban cobrando factura. 

— Yo solo quiero ir a empacar, tomar una cerveza y ver como acaban las vacaciones cómodamente — contesto Rebeca.

— Yo igual — apoyaron la idea los demás, menos John, Lev y yo.

Brillando bajo el agua. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora