Capítulo 9.

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De vacaciones, parte 1/3.

"Mensaje de: Hoodie.
¿Estas lista para irnos a llenar el trasero de arena?" 

El gran día por fin había llegado, necesitaba urgentemente estar alejada de mis padres y de la rutina de siempre.

No recordaba cuando fue la última vez que salí de vacaciones.

Creo que fue en uno de esos viajes que la primaria organizaba.

Conteste el mensaje de Daniel con mucha más emoción que nunca; diciéndole que sí. Me contesto de inmediato: llegarían por mí en 10 minutos, los aproveche para verificar que no me hiciera falta nada, mi ropa de playa, bloqueador, un sombrerito, y dinero por si algo se me olvidaba: comprarlo allá.

Mis padres no se encontraban en casa, así que me facilitaban aún más mi plan de escape. Termine de comer mi plato de cereal justo cuando escuché el sonido de un claxon fuera de mi casa y unas voces masculinas gritando mi nombre.

Ya me imagino lo que deben de estar pensando los vecinos.

Salí de inmediato y me topé con 3 grandes hombres vestidos lo más estilo playa que pudieron. Aún no salía el sol y por ende hacía un poco de frío pero la emoción nos proporcionaba esa pequeña onda de calor.

Me acerqué hasta el auto y Daniel me abrió la puerta como el cursi caballero que es.
Subí pero no había rastro de ningún otra mujer, por un momento me alarme pero me convencí de que así sería mejor. Tenía mis grandes sospechas de que a ninguna de sus amigas les caigo bien.

— Si te estás preguntando dónde están las demás, ellas irán en el auto de Rebeca, no quisimos dejarte ir con ellas porque creo que no tienen aún la suficiente confianza, espero no te moleste — me aclaro John de una manera muy dulce. Como si me hubiera leído la mente.

— Sí, claro, no hay ningún problema, me llevo mucho mejor con los hombres que con las mujeres — le respondí con la misma dulzura. 

— Buena elección  — me dijo Daniel guiñándome un ojo.

Rodee los ojos. Ambos íbamos en la parte de atrás, Chris iba manejando y John era su copiloto. Este iba a ser un largo viaje.

Comenzaron a platicar de cosas que yo no entendía y me aburrían así que solo los ignore, tome mi mochila para usarla como almohada y dormir un poco más antes de llegar.

Después de unas dos horas –mínimo– sentí que nos deteníamos.
Abrí ligeramente los ojos pero solo se trataba de una tienda, los de adelante se bajaron  menos Daniel, tenía pinta de estar dormido, pero se podía notar que no era así, traía puestos sus audífonos y se escuchaban golpecitos que daba con la punta del pie en el piso del auto, al ritmo de lo que sea que estuviera escuchando. Decidí ignorarlo y volví a cerrar los ojos. 

Mucho tiempo más tarde. *inserte voz del que habla en los capítulos de Bob Esponja*

Perdí la cuenta de cuanto dormí pero cuando desperté mi mochila se sentía más cómoda.

O talvez no es tu mochila.

Bostece de una manera silenciosa y comencé a estirarme lo poco que podía para quitarme la pereza de encima.

Mientras más se aclaraba mi vista, más me daba cuenta de cómo estaba. Ya no me encontraba reclinada sobre mi mochila como almohada, si no que ahora tenía una almohada–mierda, una almohada– que estaba sobre el regazo de Daniel. Me quede viendo fijamente el techo del auto y giré un poco mi cabeza para ver que Daniel seguía dormido. O eso intentaba.

Brillando bajo el agua. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora