Capítulo 19.

35 5 0
                                    

Daniel. 

"Ahora no tendrás por qué lidiar con mis problemas, porque ya no tiene sentido.
Ya no estoy.
Ya desaparecieron.
Mi tiempo terminó, pero el tuyo no.
Ya no hay marcha atrás ni mucho por hacer.
Quiero que sepas que este libro terminó de la mejor manera, donde la protagonista se fue profundamente enamorada de quien menos imaginó"

Y así es como termina mi segunda lectura de esta semana, sobrellevando la vida con cortos escenarios que me hagan sentir vivo.

Han sido momentos maravillosos de soledad, pero justo ahora fue interrumpida por la misma garrapata que eh estado cargando desde el Kínder.

Nos encontrábamos en mi habitación, pues John no quería romper esa costumbre de almorzar juntos de vez en cuando, y aquí estamos.

—Al fin terminaste de leer caray, estaba a punto de terminarme esta bolsa de papas yo solo– balbuceo John con la boca repleta de las últimas papas fritas que quedaban.

Intercale mi mirada entre él y la bolsa, mientras él me miraba a mí y luego veía a mi lado. Fruncí el ceño y me puse de pie dejando el libro sobre mi pequeña mesa de noche.

— ¡Ah! Ya entendí — volvió a hablar posándose enfrente de mí, colocando sus manos sobre mi pecho — a mí también me encantó como se me ven estos estos pantaloncillos, a veces se marca un poco de adelante pero no me importa, sé que estabas viendo eso y no te juzgo, pero por detrás me hacer ver un gran cu...

Estaba a punto de darse media vuelta para mostrarme su parte trasera, pero lo interrumpí.

— ¡Maldita sea, John, no! Eres un maldito perverso.

Lo hice a un lado y me volví a tirar sobre la cama, esperando a que apaciguara sus carcajadas después de lo que exclame.

— Esta claro que me terminé las papas apropósito, imbécil — golpeo mi rodilla con su pie y tomo asiento a mi lado — aunque sé que no era lo único que estabas viendo.

Volvió a reírse y yo tome la almohada que estaba debajo de mi cabeza y se la lance, ocasionando que comenzara a ahogarse con su propia saliva.

El que río ahora, fui yo.

—Ni para reírte sirves — exclamé entre carcajadas. 

Él seguía tosiendo sin parar, exagerándolo todo como siempre, así que espere pacientemente a que terminara su actuación. 
Pasee mí mirada por cada rincón de mi habitación, fingiendo que no había nadie más aparte de mí, causándole vergüenza hacia él mismo.

Y... ¡si! Funciono.

De reojo pude ver como tomaba asiento al otro lado de la habitación y guardo silencio, tal como un niño regañado, con sus rodillas juntas, sus manos sobre ellas y su espalda curva.

Por dentro estaba riéndome a carcajadas por su absurda conducta, pero no dije nada.

Nos sumimos en un gran silencio, donde mi mente estaba totalmente en blanco y mi mirada perdida sobre el techo.

John había llegado demasiado pronto ese día, justificando que estaba solo en su casa y tenía miedo. Una parte de mí que lo conocía bastante bien, sabía que eso podía ser cierto, pero mi otra parte más racional sabía que se encontraba ahí solo para asegurarse de que no faltara a mi cita con el doctor.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 27, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Brillando bajo el agua. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora