- Katsuki hijo, deberías atender a razones. -
- Ninguna razón es válida. Todos se pueden ir al diablo, no pienso ceder ante nadie, ni siquiera ante ti. - Decía Katsuki a su padre quien intentaba convencerlo de llevar a cabo la ceremonia por la que se enlazaría por toda la eternidad a una pareja ya establecida.
- Incluso digas eso ya sabes que tendrás que seguir las tradiciones si quieres tomar mi lugar como jefe de los íncubos algún día. - Masaru se preocupaba por su hijo, sabía que aquello era un poco tedioso y que en cierto modo el sintió lo mismo cuando llegó su turno, así que era consciente por lo que aquel joven estaba pasando. El echo de que su pareja fuera elegida por algo tan absurdo como una vieja tradición, dicho así parecía ridículo, quién en su sano juicio aceptaría algo como eso de casarse con quien ni siquiera conocías, pero así lo había decidido el consejo y así se haría.
- No... - El joven comenzó a observar hacia una ventana por la que se podía ver el jardín y la extensa llanura tras los muros. Sonrió desvergonzadamente y soltó lo siguiente. - la tradición solo dice que tengo que casarme. Pero no con quién. - Inmediatamente se marchó de la sala y se dirigió a su cuarto. Cambió sus ropas y se miró al espejo. En el se podía observar su reflejo. Ojos rojos, pelo rubio brillante y su máscara, la cual era un antifaz negro que se extendía hasta detrás de las orejas teniendo este terminaciones puntiagudas con su filo en naranja.
En cuanto a su cuerpo era musculoso y esbelto, de buenas proporciones, todo un bombón para cualquier demonio del lugar. Debido a su naturaleza, era capaz de seducir a cualquiera de ellos y doblegarlos al mismo tiempo, cosa normal para alguien de su posición.
Incluso lo anterior fuera cierto, no estaba interesado, o al menos no era algo que hiciese seguido, ya que la mayoría daba problemas y a menos que no tuviera otra elección para alimentarse, no salía de cacería.
Por otro lado el ser consciente de que tendría que pasar la eternidad con un ser desconocido sin saber si eran compatibles o no, o incluso saber si se llevarían bien, no era de su agrado. Ya fuera hombre o mujer, demonio, humano u ángel, no le importaba, no iba a aceptarlo sin siquiera pelear. Ya era hora de que aquellas estúpidas tradiciones se fueran a la mierda, y los ancianos del consejo con ellas.
Tras terminar de recoger un par de cosas, escapó del lugar y se dirigió hasta el portal. Pensó que sería sencillo esquivar a los guardias o en caso de que lo descubrieran, podría utilizar sus poderes para evadirse y escapar. La entrada fue fácil, pero el pasar no fue posible ya que para ello necesitaba el permiso de uno de los altos cargos del G.C. por lo que en poco tiempo fue atrapado y llevado ante el mismo. Y de esta forma nos encontramos en punto de partida.
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- ... - Katsuki seguía sin contestar. Aún se preguntaba como era posible que hubiera terminado en aquella situación.
- Ya veo, ni siquiera te importa. Esta bien no me dejas alternativa. Voy a deportarte, no tengo intención de lidiar con un mocoso. - Decía mientras lo seguía observando, y parecía que por fin fue afectado ya que su expresión cambió y por fin se dignaría a hablar.
- Y una mierda, no pienso volver. - Tan altanero que ni siquiera me molesto en reprocharle, estoy cansada y quiero terminar esto rápido, pero antes quizás me divierta un poco.
- Oh, pero si puedes hablar con esa boca tuya, aunque quizás debería lavarla con jabón. - Si, ahora si que lo tenía agarrado por las pelotas, pero sería mejor no atosigarlo mucho o tendríamos un problema aún mayor. - Tranquilízate, normalmente en estos casos se deporta a la persona, sin embargo... contigo puedo hacer una excepción. -El joven comenzó a mirarme con desconfianza.
- Cuál es la trampa. -
- No hay trampa, de todas formas al igual que los demás tendrás que seguir unas normas de convivencia básicas. - Suspiró y contestó.
- Está bien cuales son las condiciones y las normas. - Tras lo cual chistó la lengua en señal de desapruebo ya que pareció comprender que no le quedaba otra.
Ya estaba acostumbrada a tratar con gente por el estilo, malhumorada y de mal carácter, y por lo general como ya había dicho los deportamos, pero esta vez era distinto. Para sorpresa que se llevaría tiempo después tenía orden de dejarlo pasar ya que fui contactada días antes por un viejo conocido, el cual parecía estar de acuerdo con que Katsuki pasara la frontera. Más o menos me imagino sus motivos, pero aún no entiendo por qué lo hace de esta manera. Supongo que es porque le conoce bien.
- Esta bien, un par de normas:
" Primero y principal no puedes mostrar tu verdadera naturaleza a la gente.
Segundo, tus poderes serán reducidos drásticamente con un colgante supresor que tendrás que llevar en todo momento.
Tercero, en caso de problemas deberás contactarme inmediatamente. No importa si es con la policía o una persona normal, procura no meterte en líos.
Cuarto, en caso de que te saltes alguna norma rodarán cabezas, y la primera será la tuya. "
Espero que haya quedado lo suficientemente claro. - sonreía mientras veía poner mala cara al joven quien seguro pensaría que soy espeluznante, pero no me importaba mucho, ya que no sería la primera vez que tuviéramos que hacer limpieza, lo cual sería trabajo extra y un fuerte dolor en el culo.
- Bien, bien ya entendí. -
- Bueno ya es hora de que conozcas a tu otros compañeros. - En principio se sobresaltó un poco pero incluso fuera un dolor de cabeza aquello de compartir vivienda, no tenía opción, al menos no por el momento.
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Mi destino lo decido yo
Fanfiction¿ Qué hacer cuando tus padres te obligan a algo ? Como diría Katsuki: ¡ A la mierda tu opinión viejo! ¿Cumplirá su obligación como rey o conseguirá su libertad? Los personajes no pertenecen uwu. Apoyen a los artistas.