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Mediante la noche se marchaba, el alma de Sawano desaparecía, dando paso a una última sonrisa en su rostro. Karen no derramó lágrima alguna, incluso fuera parte de ella, eso no significaba que debiera estar triste, sino todo lo contrario. 

Por su parte en el lugar de la batalla algunos se recuperaban, mientras que otros debían despedirse. El G.C. se llevó a Izuku sin dar explicación alguna a Bakugou, lo que lo sumió en un estado de tristeza y depresión. Un círculo autodestructivo que no dejaba que nada ni nadie se acercara. Poco tiempo pasaría para que Karen fuera a visitarlo y le entregara una carta proveniente de su propio padre pidiéndole a Karen que dejar pasar a su hijo con motivo de que fuera a buscar su felicidad. 

Nunca se preguntó como demonios lo dejaron pasar, pero ahora ya lo sabía, su padre lo había dejado ir incluso aunque eso fuera contra todo aquello que representaba. Ahora sí, debía ir a enfrentar a su viejo, y terminaría hablando seriamente con él y con la persona que se suponía debía convertirse en su compañero. 

Hogar de los Midorilla días después...

- Izuku querido deberías comer al menos un poco, ¿ qué pasará si enfermas antes del gran día? - El joven no tenía ganas de dar bocado alguno, por alguna razón su estómago estaba algo revuelto. 

- No tengo ganas, de verdad. - Se notaba triste y apagado. 

- Al menos toma algo de té, quizás así te sientas mejor. - Izuku al no querer ver triste a su madre accedió a tomar un poco de té, sin embargo con tan solo tomar la taza en sus manos y olerlo, lo dejó caer y salió corriendo hacia el baño. Unas nauseas inesperadas atacaron al pobre joven. Su madre al verlo de esa forma inmediatamente hizo venir a una doctora de toda confianza. La anciana Chiyo no tardó mucho en presentarse en el lugar. 

El aspecto de la misma era como su carácter. Se mostraba tranquila y agradable, de cabello canoso y de corta estatura, pero no había que comparar esto a su gran talento en el campo de la medicina. 

- Señora Inko cuanto tiempo. - 

- Gracias al cielo ha podido venir Chiyo-san. Estoy muy preocupada por Izuku, no ha querido comer desde que volvió, y en cuanto ha intentado tomar un poco de té, comenzó a vomitar. Dice que se encuentra bien, que no es nada, pero sigo preocupada. Por favor examínalo. - El rostro de la pobre mujer lo decía todo. 

- Está bien, veamos que le pasa. - Chiyo entró en la habitación pidiendo un poco de intimidad para poder examinarlo en detalle. Por lo poco que podía observar no parecía tener nada grave, por lo que comenzó a hacer preguntas para descartar. - ¿ Has sentido nauseas antes de esto?. - Izuku negaba. - ¿ Te duele la cabeza, has ingerido  algún tipo de medicamento?-

- Poca cosa, no he tenido ganas de comer. - 

- Se te ve muy apagado joven Izuku. Puedes contarme que te pasa sin ninguna reserva, sabes que puedes confiar en mi. Si es alguna dolencia te aliviaré. - Ofrecía la anciana, aunque no pareciera ser ese el problema. 

- Si, lo se, pero esta vez nadie puede ayudarme, no volveré a... - lágrimas de sus ojos salían al pensar en aquella persona, también al recordar como terminó aquello. Integrantes de G.C. lo tomaron y lo llevaon con ellos. Kachan por su parte intentó impedirlo pero fue detenido inmediatamente por Leo, quien no dejó que le hicieran daño, ya que aquellos hombres estaban dispuestos a tumbarlo y dejarlo inconsciente de ser necesario. Ni siquiera los dejaron despedirse. "Si tan solo me hubiera alejado antes de él... " pensaba, sin embargo no se arrepentía del poco tiempo que pasó con él, fueron los momentos más hermosos que jamás hubiera pensado que viviría con alguien. 

Al poco tiempo se calmó y mientras que la anciana lo seguía revisando, se percató de una presencia dentro del joven de la que no parecía tener conocimiento. 

- Izuku dime la verdad, has estado con alguien, y ya sabes a lo que me refiero. - En este momento la anciana mostraba una preocupación aún mayor que si hubiera sido alguna enfermedad. 

- ... - No fue lo que dijo, sino como se comportó. 

- Me lo imaginaba. Me temo que esto podría traerte problemas. - Suspiraba. Izuku en principio no entendía nada.  - Aunque puede no ser una buena noticia, vas a ser padre. estás embarazado, y a juzgar por tu estado yo diría que no hace mucho. - El joven al escuchar la noticia no sabía bien como reaccionar. Ese hijo era de ... - 

- Abuela Chiyo, por favor, no le digas nada a nadie. Al menos no aún, yo me encargaré de hacerlo cuando sea oportuno. - En ese momento no sabía como iban a tomarse la noticia sus padres, por lo que decidió que lo mejor sería esperar. 

- Está bien, pero a cambio prométeme que te cuidarás, es más te estaré vigilando. - 

- Si. - Decía mientras acariciaba su vientre. La anciana no tardó en salir para informar a la madre que no soportaba la espera y estaba a punto de ir de nuevo a la habitación, pero se contuvo. Chiyo por su parte le dijo que el joven estaba bien, que tan solo era el cambio de ritmo, cansancio y un leve resfriado, no era nada de lo que preocuparse pero que lo visitaría de vez en cuando para prevenir cualquier posible riesgo de empeorar. Inko no estaba totalmente tranquila, pero si un poco más calmada. 

Más tarde ese mismo día una carta dirigida a Izuku llegó, la enviaba Karen quien le mandaba saludos y un poco de cháchara que le alegraría en cierto modo. 

" Querido Izuku:

Espero que estés sintiéndote bien, y que tus días no sean tan estresantes como los míos. Estoy segura de que en cierto modo puede que estés algo enfadado ya que puedes pensar que soy la culpable de que te separaras de él, sin embargo creo que sabes muy bien que era inevitable. Ojalá pudiera hacer algo para ayudarte pero por desgracia eso no está en mi mano. 

Me hubiera encantado que nos conociéramos en otras circunstancias y quizás así podríamos haber compartido alguna que otra taza de café. Se que tu vida puede volverse complicada a partir de ahora, y que aquello que viviste no lo olvidarás fácilmente, por ello te mando un recuerdo para que comprendas que en algún punto de tu viaje tuviste el coraje para tomar tus propias decisiones y que hay personas a las que realmente les importas. 

Espero que nos volvamos a ver, quizás vaya a hacerte una visita, y de esa forma podremos contarnos alguna que otra historia. 

 P.d: Esta vez haz las cosas bien."

De esta forma Izuku dejaba la carta de lado y tomaba en su mano un colgante un tanto peculiar, su forma era la de un colmillo, pero el joven ya sabía a quien pertenecía. Era de Kachan, el cual lo llevaba siempre al cuello, y parecía ser importante para él, ya que así lo dijo entre alguna que otra charla. Lo miraba de manera triste, y lo terminaba sosteniendo hasta caer dormido. 

Mi destino lo decido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora