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Mientras Karen se preparaba para lo peor y se dedicaba a planear contramedidas, el tiempo parecía no avanzar. Las salidas de Bakugou fueron restringidas, no querían que ni este ni alguno de los chicos estuvieran en peligro, pero eran conscientes de que si no salían no serían capaces de seguirle la pista, por lo que hacía salidas como si de una patrulla se tratara. 

En una de estas, que por alguna razón hizo solo a diferencia de lo que le había pedido Karen, volvió a encontrarse con Yamikumo que de nuevo estaba siendo molestado. Bakugou suspiró, "cuántos problemas tiene este enano" pensaba. Mediante iba acercándose se percató de como la otra persona intentaba sacar algo de su bolsillo. Bakugou pensó que intentaba sacar un arma así que se apresuró temiendo lo peor, aunque jamás se hubiera esperado el resultado.

- Por favor Yami-kun sal conmigo. - Qué acaba de decir... No era posible que todo aquello fuera una triste declaración y el rubio se hubiera preocupado tanto por la vida de aquella persona. Yamikumo por su parte, estaba totalmente nervioso y sus en su rostro se podía percibir una expresión que pedía ayuda a gritos, la cual Katsuki decidió ignorar y seguir su camino, pero que el moreno no permitiría. 

- Lo siento, pero yo no puedo... - se soltó inmediatamente del agarre del otro y corrió hasta el rubio, agarrándolo de la camiseta en el proceso. Ojos llorosos y una nariz llena de mocos pedían auxilio, Katsuki estaba por arrojarlo lejos hasta que el tercero en discordia acaloró el ambiente. 

- Oye tú, acaso eres su novio o algo... Tú seguro que no lo quieres tanto como yo, así que deja a Yami-kun, él no es tuyo. - 

- Eh...- Bakugou se había visto envuelto entre el moreno y sus problemas amorosos, menudo engorro pensó, aunque ahora que se acordaba tenía un  lindo rostro la última vez que le agradeció, tal vez esta podría disfrutar de algo parecido, o quizás cambiarla por algo un poco más divertido. Su rostro cambió a una expresión de demonio con aquella sonrisa, de lo cual el único consciente fue el pequeño aferrado a su camiseta que por un momento pensó en huir del lugar. Tarde.

- Te he dicho que le dejes . - 

- Más te vale compensarme esto más tarde. - Dijo en un susurro que no fuera audible para el imbécil, tras lo cual simplemente puso su mano tras la nuca de Yamikumo y lo besó de forma un tanto acalorada. De esta forma hizo que las piernas del moreno temblaran y no pudiera sostenerse en pie por si mismo, por lo que una vez que se separaron de aquel beso, este se quedaría aún pegado a Katsuki quién sonreía con superioridad ante aquel extraño el cual al ver aquello se marchó totalmente derrotado.  

Escasos minutos después de que se marchara aquella persona, Katsuki dejó libre al moreno y antes de que pudiera decir una palabra...

- Gracias, de verdad. - Hacía una reverencia en señal de respeto. El rubio suspiró, no era lo que tenía pensado pero...

- Está bien, ya puedes largarte. - 

- Pero... -

- Acaso eres un maldito inútil que ni siquiera sirve para entender... he dicho que ya puedes irte. - terminó mirando hacia otro lado y al ver la cara triste que puso el pequeño volvió a suspirar. - Los siento vale, es solo que no me gusta tener que repetir las cosas. - dijo para terminar marchándose.

- ¿ Por qué tenías que ser así? - Decía Yamikumo para si mismo mientras sonreía de forma triste... 

De vuelta ya en el apartamento...

- Hola Bakubro. - Saludaba Kirishima quien estaba tan animado como siempre. - ¿Te gustaría cenar con nosotros? - 

- Mmm... - Por un lado era un engorro. El tener que aguantar a los demás no sería por ganas, pero ciertamente estaba algo cansado para cocinar, así que simplemente aceptó la invitación. Lo cierto era que habían pasado algunos días difíciles, entre el esfuerzo extra que conllevaba el trabajo y el dormir poco debido a la frustración de varios tipo que se comenzaba a acumular su vida se estaba volviendo un caos total. 

- Y por ello hoy tuve que cambiarme de nuevo, terminé empapado aunque no tuviera nada que ver... - Decía Kaminari entre llanto de derrota. 

- Ciertamente tienes mala suerte. Y tú qué Bakubro, ¿ cómo fue la tarde? - Este se sorprendió un poco había desconectado de tal manera que no se percató ni cuando se había sentado a cenar. 

- Bakugo acaso tú... - qué diría el descerebrado del rubio esta vez. Era lo que se preguntaba a si mismo Bakugou, tras lo cual inmediatamente el otro rio y tapando su boca mientras reía entre dientes continuó con lo que era una frase malévola de su parte.- ¿ te estás conteniendo? - Quería solo gastar una broma, pero no podía haber dado con más puntería en el clavo. El nombrado iba a decir alguna grosería pero tan solo recogió su plato y se marchó, más que enfadado estaba cansado y ahora que lo pensaba, era cierto que llevaba mucho sin tener algo de diversión, cosa que solucionaría en otro momento ya que necesitaba verdaderamente descansar.

Mi destino lo decido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora