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Rato después de que Yamikumo se volviera a meter entre los brazos de Bakugou, este despierta con la sensación de estar totalmente satisfecho. Al ver que el joven de cabello oscuro sigue entre sus brazos, comienza a recordar la noche pasada. "Fue una auténtica locura" se decía, "quién imaginaría que el lindo moreno fuera tan ardiente cuando bebe". Aún con estos pensamientos en su cabeza se dio cuenta de que aquello no había sido una sola noche. Ahora que por fin lo había tenido, deseaba repetir aquello una y otra vez, no importaba donde ni cuando, solo quería tenerlo cerca, lo demás no importaba. De esta forma terminó besando su frente, despertando en ese mismo momento el dormido joven. 

- Bakugo-san, yo... - 

- No digas una palabra. Si lo haces...- diciendo esto se puso sobre él, besó su frente y bajo hasta sus labios. - tendré que castigarte. - de esta forma terminó uniendo sus labios de nuevo como tantas veces lo había echo la noche anterior. 

- Baku...gou-s..an, esp... - intentaba apartarse sin mucha suerte. Él sabía perfectamente que no podía dejarse llevar mucho más o volvería a caer el velo de su disfraz. - Ya para por favor. - Tomó la cara del otro entre sus manos y comenzó a explicarse. - Tan solo quería disculparme porque me emborraché y pensé que te había dado problemas, pero parece que no fue así. - Este sonreía lo que hacía que el rubio se avergonzara un poco y se enterrara en su pecho para ser consentido como un niño. Al poco tiempo se levantó tomando entre sus brazos a Yamikumo quien estaba enrollado en la sábana y se aferraba a su cuello. 

- Que te aferres a mi así me recuerda a anoche, nunca imaginé que lo desearas tanto. - Para ese momento ya estaban en el baño por lo que lo bajo no sin antes besarlo de nuevo. Yamikumo seguía avergonzado después de eso pero sus pensamientos le devolvieron a la realidad. Él no podía seguir mucho tiempo de aquella forma, si ella se enteraba...

- Bakugou- san...- Este suspiraba. 

- Deja de llamarme de manera tan formal, y mucho menos después de todo lo que hemos hecho. - Él tenía razón. 

- ¿ Cómo debería hacerlo?, ¿debería llamarte Bakugou a secas o quizás Bakugou-kun, Bakugou-chan...? - Mientras seguía en su mundo el otro aprovechó para quitarle la sábana y comenzar a asearlo y meterlo a la bañera con él tras aclararlo. 

- Deja de marear la perdiz, tan solo llámame por mi nombre. Katsuki está bien. - 

- Katsuki. Pero quizás eso es demasiado simple o irrespetuoso, además parece como si llamarte solo Katsuki nos hiciera lejanos... que tal Katsuki-kun o Katsuki-san o Ka..-chan. - Bakugou se había hartado y lo besó entre medias. 

- Eso último me vale, no soy un niño, pero si te hace feliz no me importa. - El joven asintió algo feliz. Tras salir de la ducha este intentó marcharse nuevamente, pero Bakugou no lo permitió, convenciéndolo para que pasara un poco más de tiempo con él. No quería que se marchara y mucho menos que volviera a estar cerca de la cara redonda. 

Mediante pasaban el rato juntos ya fuera viendo tele o conversando, descubrían que tenían algunos gustos en común, además de que ambos tenían cosas que ocultar por el bien de poder seguir de aquella forma. Al final llegó la noche, y como no querían separarse realmente terminaron por pasarla juntos de nuevo, lo que hizo que una cosa llevara a la otra y volvieran a querer tocarse de nuevo. 

La noche tan hermosa y tranquila, se tiñó de romance mientras ambos se seducían de forma suave y calmada, todo lo contrario a la noche anterior. Se deseaban, si, pero querían sentirse de manera lenta para de esa forma, grabar a fuego cada roce, cada beso, cada toque. No querían que aquello se fuera con el viento o el tiempo, necesitaban sentirlo para saber que era real, que aquel momento aunque no fuera eterno, quedaría eternamente en sus corazones. 

A la mañana siguiente, Bakugou salió en busca de algunos consumibles a la tienda de la esquina, mientras tanto una llamada llegó. Era Karen la cual...

- Buenos días Bakugou-kun...- 

- El no se encuentra en este momento... -

- Oh, Yamikumo-chan, soy Karen, no sabía que estuvieras en el apartamento. -

- Si, digamos que es una larga historia. - prefería no contar.

- Ya veo, bueno la verdad es que necesito un favor, iba a llevar unos dulces a los chicos y necesitaba que Bakugou-kun se reuniera conmigo ya que no tengo tiempo de pasar por allí. Pero si no te importa por qué no vienes tú, hace mucho que no nos vemos... -

- Si, está bien. Voy enseguida. - 

- Reúnete conmigo en el parque... - Tras esto salió dejando una nota de que volvería en poco tiempo. De esta forma se terminó reuniendo con Karen en el lugar acordado, pero nunca se imaginó lo que se encontraría.

- Buenos días Karen-san. - 

- Buenos días Yamikumo-chan, o quizás debería decir Midorilla Izuku-kun. - El semblante de la misma era serio y la expresión del joven lo decía todo. Habían descubierto su secreto, ¿ Y ahora qué?, ¿tendría que volver a casa y dejar atrás todo lo que tenía?, la libertad que había conseguido y la persona que amaba, todo se perdería. 

- No, por favor. -

- Lo siento. - Tan solo un paso intentó dar el joven quien se percató que estaba rodeado y no podría escapar. - Como puedes ver no puedes irte, solo tienes una opción en este momento... - Un par de lágrimas salían de sus ojos. Lo que temía se había convertido en realidad, por un momento pensó en salir huyendo, pero recapacitó y accedió al trato. 

" La seguridad de Kachan a cambio de su colaboración y vuelta a casa. " Un precio barato comparado a lo importante que este se había vuelto para él. De esta forma se dispuso a ponerse en camino de vuelta al departamento, cuando de repente un círculo mágico se formó bajo los pies del joven quien a partir de ese momento no pudo moverse. 

Mi destino lo decido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora