5.

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Marinette se encontró mirando la plaza pública, desde la ventana de su estudio, el mas cercano al pueblo.

Acababa de terminar algunos documentos, y quería relajarse un poco antes del tratado que tendría con el Rey de Italia. El anciano era agradable, pero su nieto y tercer sucesor Bastien, era demasiado insistente con ella.

Ella no estaba interesada en el matrimonio, no se le hacía llamativo. Y no lo ha considerado desde que era una chiquilla ilusionada con casarse con Adrien.

Sacudiendo de su cabeza el tema que inevitablemente tomaría mas fuerza, decidió centrarse de nuevo en la vista de los campesinos corriendo de un lado a otro.

La plaza era un desastre de por sí, personas de clase media y baja moviéndose, desde niños hasta ancianos. Comerciantes anunciándose en la entrada del mercado, perros callejeros, etc.

El ruido era algo molesto, pero Marinette estaba mas entretenida en fijarse en dos niños en específico.

Pelirrojos con mechones negros, un cabello bastante extraño, y parecía que vendían alguna clase de legumbre. Probablemente eran hermanos, aunque no podía distinguir si eran dos niñas o una niña y un niño.

Luego de mirarlos durante unos minutos, la desvió en busca de algo mas interesante. Lo que llego, cuando un niño azabache cruzó la plaza corriendo de un señor que intentaba agarrarlo.

"Ladrones", fue su primer pensamiento. Los jóvenes ladrones vivían así, siempre correteados (y tal vez apaleados) por los mercaderes a los que robaran.

Excepto que este niño corrió a lado de los pelirrojos, tumbando a la niña mayor para luego huír. Obviamente el señor ignoro a los pequeños y siguió persiguiendo al azabache.

Pero lo que sea que haya robado ahora lo tenía la mercader. Quien escondió la bolsa discretamente y se alejó, dejando al/la mas joven vendiendo.

Lo que Marinette tomó como bueno y malo, bueno para los pelirrojos que consiguieron algo, y malo para el ladrón que sería perseguido por nada.

--Bueno, al menos el pequeño se ve feliz--. Murmuró para sí misma, mirando al pelirrojo de mechones negros.

En el instante, el mismo niño/a levantó la mirada, encontrándose con la de ella. Sus rasgos eran asiáticos, y por alguna razón, le recordaban a Kagami.

Continuaron mirándose durante un rato, ambos parecía analizar la mirada del otro pese a la gran distancia. 

Luego el/la infante se distrajo con un cliente, y Marinette se alejo.

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--Niños, ¿donde se habían metido?--. Tomoe dijo con voz ronca, reconociendo los pasos y voces cercanas.

--Lo sentimos Abuela, nos demoramos con unas señoras--. Se disculpó Longg, sonriendo suavemente.

--Viera lo lentas que son para escoger los productos--. Tarareó Tikki.

--Y a mí me tocó un señor todo amargado, pero al menos compro bastante--. Bufó Plagg, acercándose a su familia.

Los tres niños esperaron que la anciana pescara la mentirita, no necesitaban que Tomoe se enterara de su robo de hoy. Que por cierto fue un éxito, duplicó sus ganancias fácilmente.

No era honesto, y su mamá ya demostró su disgusto por el robo. Pero les daba el dinero extra que sabían que necesitaban para su abuela.

Así que, ¿qué eran unos cuantos mantos, joyas o perfumes?. Esa gente tenía suficiente, y ellos no tomarían demasiado.

"Alteza" -Marigami AU-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora