--¿Preparada para girar, Alteza?--. Dijo Kagami, con sus manos sujetando la cintura de Marinette.
Ignoró activamente el que tocar de esa manera a su jefa, quien también era una noble y encima era la Reina, era impropio. No quería que sus pensamientos la pusieran nerviosa y terminara soltando a la monarca.
Además, técnicamente ella fue la que la desafió a levantarla.
Marinette asintió con una sonrisa confiada, colocando sus brazos sobre los hombros la contraria. --Sorpréndeme--
Y así lo hizo.
Casi dejó escapar un chillido cuando fue levantada con facilidad, apretando su agarre en los hombros engañosamente fuertes.
Una vez que empezaron a girar, todo fue emoción. El aire golpeaba en su rostro, su cabello y vestido se balanceaban con los giros, le encantó.
Le encantaba más porque mientras que todo giraba y giraba, lo único que se mantenía estable era el rostro sonriente de Kagami. Era una curvatura suave de labios pequeños con ojos que se arrugaron adorablemente en las esquinas.
Su rostro ardió inmediatamente a la vista, adorando ser el centro de atención de esos ojos almendrados. Aún cuando la hicieron sentir mareada, un torbellino de mariposas revoloteando en su estómago.
No debieron girar más de cinco veces, ni debió durar más de un minuto, pero en ese momento se sintió como una eternidad. Una eternidad que aceptaría gustosa si tuviera que hacerlo.
Cuando no hubo más giros, estaba demasiado desorientada como para pisar tierra e inconscientemente enganchó sus piernas alrededor del torso de Kagami.
Así comprobó que efectivamente subestimó mucho que tan fuerte era la asiática, pues aún con el movimiento repentino se mantuvo firme y tranquila. Sosteniéndola con un brazo por la cintura y otro por debajo de sus piernas para no perder el equilibrio.
Algo como la vergüenza surgió en ella al escuchar la risa entre dientes de Kagami, empeorando su sonrojo ya notable.
--¿Está bien?--. Preguntó, ajena al sonrosado rostro escondido más allá de su campo de visión.
La voz afable fue suficiente para sacarla de su estado confundido, aclarando su garganta antes de hablar.
--Si, uh, por supuesto--. Habló con una sonrisa que intentaba camuflar su torpeza, mientras desenredaba sus miembros del cuerpo más pequeño. --Si que tienes cosas escondidas, ¿eh?--
--Algo así--. Una vez que bajó a la monarca, sostuvo su torso unos segundos de mas, hasta que estuvo segura que podría pararse por su cuenta.
Era raro ver a Marinette sin la exuberante confianza que parecía emanar en cada interacción, pero debía admitir que era.. divertido.
Si, divertido era la definición de su sentimiento actual.
--¿Le gustó, Majestad?--. Plagg y Tikki corearon, curiosos por el intercambio de palabras entre las dos adultas.
No podían percibir bien lo que pasó entre la vueltas, pero si que notaron las mejillas rojas de la reina.
Y ellos sabían que normalmente involucraban sentimientos no del todo platónicos, aunque tal vez y solo tal vez era por vergüenza. También solía ser una razón para sonrojarse.
(Eso no quitó la duda resonando en su cabeza)
--Fue toda una experiencia, me recuerda un poco a cuando cabalgué un caballo por primera vez--. Marinette dijo alegre, ladeando su cabeza.
De todos modos, esas dudas se empujaron a un rincón de su cabeza por la mención del caballo.
--¿Ha cabalgado en caballo?--. Tikki habló primero, sus ojos brillaron ante la idea, nunca lo había hecho y su madre le había contado el par de veces que lo hizo, y realmente quería saber más de ello. --Quiero decir obviamente lo ha hecho, Alteza ¿Cómo se siente?--
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"Alteza" -Marigami AU-
FanfictionMarinette Dupain-Cheng, actual gobernante de Francia, conocida entre su pueblo como una reina cruel pero justa. Siendo un caso especial debido a que a sus 24 años aún no se ha casado, pese a su gran número de pretendientes. Kagami Tsurugi, campesina...