One Shots ✴︎ Multifandom

Tobias Eaton 4️⃣

Animals; Hot.

- ¿Vendrás antes de que me duerma esta noche? - Susurró de la manera más sensual que pudo Brisa en el oído de Cuatro para, posteriormente, morder el lóbulo de su oreja con pasión.

- Si me lo pides así no me puedo negar, hermosa. - Río el hombre a la vez que notaba como su pene se volvía a poner erecto. Apartó las manos de su chica y se colocó su pantalón de forma que no le molestase ni le hiciese daño. - Para o no me iré nunca.

- Pues no te vayas. - Propuso la chica con una sonrisa provocadora, incitando a Tobías a quedarse en la habitación que llevaban compartiendo desde hacía varios meses a seguir con la actividad que habían cortado hace apenas unos minutos.

- Sabes que tengo que recibir a los nuevos. - Le recordó sin dejar de sonreír, el único momento del día en el que Tobias Eaton se permitía sonreír de esa manera y ser él mismo era cuando se encontraba junto a su chica. - Es más, tú tienes que preparar la sala para cuando lleguemos nosotros.

- Odio cuando vienen los nuevos. - Se quejó Brisa con un puchero que Cuatro no pudo evitar besar. - En cuanto ambos acabemos, nos vamos a encerrar en la habitación y no vamos a salir hasta mañana, que te quede claro, Eaton. - Amenazó en el oído de su chico antes de dejar un beso en su oreja y poner rumbo al lugar que le tocaba.

Tobias y Brisa se conocieron unos años atrás cuando ella, en la Ceremonia de la Elección, decidió quedarse en su facción, con su familia, pese a que podía haber elegido alguna de las otras que le habían salido en la prueba.

Ser Divergente no era ninguna buena noticia, así que ocultar su identidad sería lo más seguro para que su vida no corriese ningún peligro. Le tocó separarse de los novatos e irse con Eric después de haberse tirado por el gran hueco del edificio, donde había tenido la primera toma de contacto con el hombre de los cuatro miedos.

Eso había ocurrido hace un par de años, ahora, desde hacía unos meses habían decidido dar un paso más en su relación e irse a vivir juntos al apartamento del chico. Lo cual se resumía en noches y mañanas intensas de sexo en cualquier sitio que se les ocurriese.

Horas más tarde, Brisa ya había llegado a su apartamento, se había duchado para quitarse los restos de suciedad y sudor y se había vestido tan solo con una camiseta de su chico, sin nada más debajo. En ese momento se encontraba haciendo la cena de ambos, mientras esperaba a que Cuatro llegase de su última clase con los novatos que venían de otra facción.

Estaba agotada, pero siempre estaba dispuesta a pasar un rato divertido y placentero con su pareja. Aunque sí tardaba mucho en llegar se la encontraría dormida como un tronco en el sofá de la sala de estar.

- Eso que estás haciendo huele delicioso. - Oyó decir a alguien detrás de ella. - Pero la verdad es que tengo hambre de otra cosa. - Acabó de decir cuándo estuvo lo suficientemente cerca de Brisa como para acogerla entre sus brazos.

- ¡Ah! - Gimió la fémina cuando Tobias metió sus dedos entre sus piernas. - Tobias... - Suspiró cuando estos, juguetones, se hundieron dentro de ella. - E-espera. - Pidió para luego, rápidamente, quitar las cosas del fuego y subirse a la mesa de la cocina con las piernas abiertas para su chico, invitándole a entrar.

- Despacio, leona. - Murmuró riendo el hombre, notando cómo la desesperación recorría cada poro del cuerpo de Brisa. - Así. - Indicó, pasando sus labios por las partes de piel que la camisa no tapaban, para luego descender poco a poco por su pecho, desabotonando uno a uno los botones que aún estaban cerrados.

- Más rápido. - Pidió la chica, buscando fricción entre ella y los dedos de Cuatro, que se movían con lentitud en su entrepierna. - Por favor... - Suplicó, bajando su propia mano para marcar ella misma el ritmo.

- Hoy me toca a mí marcar el ritmo. - Informó Cuatro, cargando a la chica entre sus brazos y llevándola hacia la cama. - Vamos a divertirnos un rato. - Rio mientras ataba las manos de su pareja y las colocaba por encima de su pareja.

Brisa se retorció del placer, le ponía demasiado que Tobias tuviese el control total de la situación e hiciese con ella todas las cosas que les provocaba placer a ambos. Era demasiado satisfactorio notar su boca en cada parte de su cuerpo, pero más aún sentirla en el epicentro del placer, sacándola todo tipo de gemidos y suspiros.

Su lengua se movía con rapidez y agilidad, mostrando sus habilidades y lo bueno que era en lo que hacía. Si no paraba ya Brisa iba a llegar al orgasmo en unos minutos gracias a la boca de su novio.

De un momento a otro ambos estaban completamente desnudos y sudorosos buscando continuamente la fricción de sus cuerpos. Cuatro metió dos de sus dedos dentro de Brisa y comenzó a moverlos con agilidad mientras frotaba el clítoris con el pulgar, mientras tanto ella dejaba besos por todos los lugares a los que llegaba su boca.

- Bri... - Gimió con fuerza Tobias cuando su chica rodeó su miembro con una de sus manos con algo de dificultad al seguir atada a la contraria. - Más rápido. - Pidió, dejándose guiar ahora por ella y quedando abajo.

- Mhm. - Brisa ahogó un grito cuándo se hundió en él en un solo movimiento. - Tobias. - Murmuró el nombre de su novio una y otra vez, aumentando el ritmo de sus caderas, para que las embestidas fuesen más placenteras.

- Eso ha sido asombroso. - Le dijo después de que las convulsiones del orgasmo hubiesen abandonado su cuerpo. - Como siempre. - Recalcó mirando a su chica con una sonrisa cansada. Había sido un día largo. - Te amo.

- Y yo a ti. - Respondió Brisa sin borrar la sonrisa.

La chica se movió para dejar de rodear a Cuatro con sus paredes y poder colocarse de forma cómoda a su lado. Poder dormir y despertarse junto al hombre que amaba era uno de los mejores regalos que le pudo dar la vida.

- Descansa, hermosa. - Oyó Brisa antes de que sus ojos se cerrasen y su cuerpo se dejase llevar por el sueño.

|Nota de Autora|

¡Hola!

¡Estoy de vuelta! Muchas gracias por la paciencia que habéis tenido conmigo. Muchas gracias a ti, La_suricata_queenbb por tu pedido, espero de corazón que lo disfrutes.

May we meet again, Andrea.