One Shots ✴︎ Multifandom

Draco Malfoy🍏

Amortentia; Cute.

– Como no te des prisa llegaremos tarde, Flynn – le apresuró Theodore Nott mientras corría al ver que su amiga y compañera de casa se quedaba atrás–. Y no me apetece ser castigado por tu culpa.

– Pero no quiero ir a pociones – se quejó por, probablemente, décima vez la chica, siguiendo al moreno con notable pereza y cansancio.

No era un misterio para nadie en la escuela que la joven Slytherin odiaba la clase de pociones del Profesor Slughorn. Esa materia se le daba bien, bastante bien en realidad, y le parecía una clase de lo más entretenida, pues no dejabas de hacer cosas en toda la hora, pero el nuevo profesor que la impartía y la nueva destreza de Potter con la asignatura la volvían completamente loca.

Cuando Theo y ella llegaron acalorados al aula donde se daba la clase, Flynn soltó un gran suspiro de cansancio. Malfoy estaba justo delante de donde ella se sentaba habitualmente con Nott. Tras haber cogido una gran cantidad de aire, preparándose para lo que se le venía encima, se tapó la nariz con la mano ante el fuerte olor a Draco que le había llegado a sus fosas nasales. No era que le disgustase, pero ese día era demasiado.

No quería ni imaginarse lo que sería cuando llegase a su mesa.

– ¿No nos saludas, Flynn? – rio el rubio al ver a la morena tan callada, lo que era muy inusual en ella.

– Vete a la mierda, Malfoy – respondió sin quitar la vista de su viejo libro de pociones.

– ¿Celosa de que Potter te quitó tu lugar de favorita? – La molestó intentando recibir un mínimo de atención por parte de la fémina. Sin ningún resultado positivo para su mala suerte.

– Eres insufrible – contestó rápidamente, antes de que el profesor diera por comenzada la clase de ese día.

La primera parte de la clase pasó de forma aburrida y tremendamente lenta, para desgracia de la morena. Tomaban anotaciones para la posterior realización de una poción que aún no conocían, ya que el profesor no se había dignado en decirles nada más que los ingredientes y los pasos para su futura preparación.

A excepción de Hermione, que reía divertida.

– Bien, bien – exclamó el profesor, asustando a la Slytherin, que se encontraba notablemente distraída–. Ahora necesito de su plena atención – pidió con esa voz tan melosa que le caracterizaba–. La poción que vais a realizar a continuación la tengo ya preparada en este caldero de aquí – les explicó Slughorn con una energía y emoción desmesurada–. Bien, ¿quién puede decirme, después de todo lo que os he contado, que es?

En seguida, Hermione levantó la mano.

– Bien, bien, como solo la señorita Granger sabe de lo que se trata, lo haremos de una forma mucho más divertida.

– Por Salazar, ¿cómo puede ser divertido averiguar cuál es la poción?

– Señorita Flynn – le llamó el profesor Slughorn–. ¿Podría ser tan amable de decirle al resto de la clase a lo que huele la poción? – le preguntó con amabilidad.

La muchacha de cabellos marrones se levantó de su sitio y se acercó al caldero que contenía la poción, alargó su cuello para que su nariz estuviese lo más cerca posible del líquido. Suspiró frustrada cuando se dio cuenta que el estúpido aroma que desprendía Draco iba a impedirla hacer bien lo que le habían encomendado, alejándola de volver a ser la favorita en Pociones. Solo había conseguido sacar un leve olor a manzanas verdes.