Rebekah Mikaelson🧛🏻‍♀️

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Soulmate; Cute.

- ¿Quiénes has dicho que son esta gente? - Preguntó Sophie por décima vez.

- Los Mikaelson, los primeros vampiros de la historia. - Le volvió a explicar su hermana a la vez que ponía los ojos en blanco. - ¿Has escuchado algo de todo lo que te he dicho?

- Sí, Elena, pero es mucha información, ¿en que momento Mystic Falls se ha vuelto tan interesante?

- ¿Interesante? Soph, estamos hablando de vampiros, hombres lobos y brujas.

- ¿Por que crees que me fui, El? - Preguntó la joven de ambas hermanas. - Mira, tengo algo que contarte.

- ¿Ves ya los colores? - Cuestionó emocionada.

- No, eso no. - Cortó mirando a otro lado. - Me fui de aquí porque empecé a mostrar cosas que una niña no debería de tener, Elena.

- ¿Cosas como qué?

- Hacía levitar cosas, movía objetos e incendiaba lo que se encontraba cerca cuando me enfadaba.

- Espera... Bonnie también hace esas cosas.

- Lo sé, fueron amigos de su familia los que me ayudaron cuando no sabía controlar mis poderes.

- Entonces tú... eres una bruja, como ella. - Concluyó Elena, mirando a su hermana pequeña con asombro. - Entonces nada de lo que te estoy contando te sorprende.

- Si te sirve de consuelo, yo tampoco había oído hablar de los vampiros estos. - Le hizo saber con una mueca, sabía lo desesperada que estaba su hermana por conseguir información.

- ¿Vendrás entonces con nosotros a la fiesta que dan?

- No me la perdería por nada del mundo. - Le aseguró con una sonrisa, nunca defraudaría a su hermana.

Esa misma noche la familia de originales celebraba una fiesta de bienvenida en su mansión a las afueras del pueblo, habían invitado a todos los seres sobrenaturales del pueblo, además de personas importantes como el alcalde, la shérif... Medio Mystic Falls se encontraba dentro de esas cuatro grandes paredes.

- ¿Cuánta gente puede llegar a entrar aquí?

- Mira el lado positivo. - Dijo Caroline a su lado. - Con tanta gente aquí, puede que encuentres a tu alma gemela.

- No sé que tenéis con que encuentre a su alma gemela. - Intervino Damon Salvatore en la conversación. - Con lo bien que puede vivir de cama en cama. - Añadió con una de sus características sonrisas.

- No tengo ninguna prisa en encontrar a mi alma gemela. - Aseguró la castaña. - Pero tampoco voy a ir de cama en cama. - Añadió para disgusto de su mejor amigo. - Dejadme disfrutar de la fiesta, ¿bien? - Pidió, para luego separarse de su grupo de amigos y moverse con libertad por la estancia.

En la planta de arriba, ajena a lo que sucedía abajo, se encontraba Rebekah Mikaelson acabando de prepararse para dar la entrada triunfal que quería y merecía. Todos los ojos tenían que estar puestos sobre ella.

- ¿Estás lista, hermanita? - Preguntó su hermano más pequeño: Kol. - Elijah dice que ya es hora de que bajemos y ya sabes cómo de pesado se pone con la puntualidad.

- Bien, ya estoy lista. - Acabó de colocarse los pendientes que había elegido para la ocasión y salió de la habitación del brazo de su hermano. - Vamos.

Todos los presentes en la enorme mansión se quedaron de piedra al ver a todos los hermanos en la escalera, con su belleza y porte que parecía de otro planeta. Los Mikaelson miraban a todo el mundo por encima del hombro, con una sonrisa que podía encandilar a cualquiera que los estuviese observando y una mirada llena de orgullo y poder.

Nadie en esa sala era más poderoso que ellos.

Rebekah miró a los presentes sin prestarles mucha atención, ella estaba allí por una sola razón y le daba igual quién estaba o no en esa sala. Pero sus ojos se detuvieron cuando encontraron una figura menuda entre la multitud, vestida en un conjunto negro y con una gran melena castaña cayendo por su espalda.

De repente todo dejó de estar en blanco y negro. Rebekah podía apreciar cada uno de los colores de los que había oído hablar a aquellas personas que habían encontrado a su alma gemela y, con ello, empezaron a ver todos y cada uno de los colores.

¿Quién era esa chica?

De entre toda la gente, ¿una chica sin más de un pueblo sin más iba a ser su alma gemela?

Sophie era ajena a todo el torbellino de emociones que estaba pasando por el pecho de la rubia, no le importaban los originales, ni nada de lo que allí estaba sucediendo. Había discutido con su hermana y eso hacía siempre que estuviese de mal humor.

- Soph, tienes que ver esto. - Pidió Damon a su costado, él nunca dejaría a su mejor amiga tirada.

Sophie se dio la vuelta, fijando su mirada en cada uno de los hermanos Mikaelson. Apuestos, elegantes y con la misma sonrisa de autosuficiencia que mostraba Damon. Casi se cae de culo al suelo cuando sus ojos chocaron con los azules de la única mujer que había en aquella gran escalera.

Ahora entendía porque todo el mundo le metía prisa cuando se trataba de encontrar a su alma gemela, los colores de la habitación eran preciosos y los de los vestidos de las mujeres ahí presentes brillantes.

- ¿Quién es ella? - Le preguntó a su mejor amigo, completamente embobada y con su mirada fija en la que era su alma gemela.

- Rebekah Mikaelson. - Respondió sin darle mucha importancia, hasta que se dio cuenta de por qué su mejor amiga estaba preguntando eso. - ¿Ves los colores? - Sophie asintió. - Ven, te haré llegar a ella. - Le propuso tendiéndole su brazo para que no se separase de él. - Entre toda la gente que hay en el planeta, ¿te tenías que fijar en una original, Soph? - Preguntó con ironía el hombre, sin poder evitar la risa.

- No lo controlo yo, Damon. - Le recordó frunciendo el ceño. - No pensé que encontrar a mi alma gemela fuese así.

- ¿Intenso?

- E inesperado. - Completó justo antes de llegar a su destino.

- Señorita Mikaelson. - Comenzó a hablar Damon al ver que su compañera se había quedado repentinamente muda. - Damon Salvatore a su servicio. - Se presentó rápidamente, queriendo dejarlas solas cuanto antes.

Ambas chicas no apartaban la mirada la una de la otra, estaban completamente hipnotizadas en los ojos de la contraria. No sabían cómo actuar, no sabían que decir. Eran almas gemelas, ¿se daban la mano?, ¿dos besos?, ¿un pico? Un poco inapropiado al ser la primera vez que se veían, pero no habían reglas a seguir en cuanto a este tema.

- Hola. - Saludó con una sonrisa, dando el primer paso. - Soy Sophie Gilbert.

- Rebekah Mikaelson. - Respondió a la rubia tendiéndole su mano derecha, que la castaña agarró con gusto. - Creo que podemos seguir con la conversación en un sitio más...

- ¿Privado? - Completó la fémina, haciendo asentir a la rubia. - Estoy totalmente de acuerdo. - Concordó la pequeña de las Gilbert con una gran sonrisa.

Ambas chicas se escabulleron del ruido de la fiesta, subieron las escaleras y se dirigieron a lo que era la habitación de Rebekah. Solas, sin ruido y sin que nadie les molestase, ambas chicas empezaron su historia juntas.

|Nota de Autora|

¡Hola!

¡Dos en un día! Muchas gracias, Diva-Stark por este pedido tan genial, me moría por hacer algo como esto (que he de decir que lo vi en TikTok) que se salía de lo normal. Espero que te haya gustado mucho, mucho.

May we meet again, Andrea.

One Shots ✴︎ MultifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora