Fred Weasley🧡

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Te odio; Cute.

Anne Rosier podía asegurar sin ningún miedo a equivocarse que el Profesor Remus Lupin era el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que había tenido en los cinco años que llevaba cursados en la Escuela de Hogwarts de Magia y Hechicería.

La chica de cabellos rubios estaba ansiosa por la clase a la que iba a asistir ese día, había escuchado a algunos de los alumnos de tercer curso que se habían enfrentado a un Boggart, un ser que adoptaba la forma de aquello que uno más temía. ¿Con qué se encontrarían ellos? ¿Con lo mismo?

– ¿Estás segura de que podrás con ello, rubita? – Le preguntó Fred Weasley a Anne cuando la escuchó hablar emocionada con sus compañeras de casa.

– ¿Y tú, zanahoria? – preguntó de vuelta con una gran sonrisa.

– No soy yo el que no está en la casa de los más valientes – aseguró guiñando un ojo con una sonrisa burlona a la Slytherin antes de entrar en el aula.

La rubia no se demoró mucho más en seguirle el paso. Anne Rosier y Fred Weasley tenían una historia a sus espaldas de lo más peculiar. Ambos entraron el mismo año a la escuela, pero mientras que él fue acogido por los leones, ella fue acogida por las serpientes.

No tardaron demasiado en formar una especie de relación amor - odio, esto segundo más por la presión de sus casas que por sentirlo de verdad.

– Buenos días, alumnos – saludó el profesor con energía–. Cómo habéis podido oír por los pasillos, el rumor es cierto, hoy nos enfrentaremos a un Boggart, ¿alguno de vosotros puede decirme lo que es? – Anne no tardó en levantar la mano–. Señorita Rosier, por favor.

– El Boggart es un ente del que no se conoce su forma, porque se transforma en lo que uno más teme.

– ¡Eso es! – celebró Lupin–. Diez puntos para Slytherin por la respuesta correcta de la señorita Rosier.

– Sabelotodo – susurró el pequeño de los gemelos Weasley con diversión.

– Envidioso – contestó de vuelta sacando su lengua con burla.

Ambos adolescentes seguían absortos en su pequeño mundo común, sin percatarse de qué, uno por uno, alguno de sus compañeros y compañeras se enfrentaban de forma individual al Boggart.

¡Ridikulus!gritó George con fuerza, convirtiendo a su Boggart en algo divertido.

– Te odio – susurró Anne con una pequeña sonrisa, sabiendo que sentía de todo menos odio por el pelirrojo.

– Oh, ¿en serio lo haces? – preguntó Fred en mitad de una risa, sabiendo que era completamente mentira.

– Señorita Rosier, ¿podría colocarse delante del Boggart y enfrentarlo, por favor? – preguntó el profesor Lupin al notar a una de sus mejores alumnas despistada.

– Sí, lo siento, profesor – se disculpó la rubia avergonzada, moviéndose entre sus compañeros para llegar al frente de la clase.

El Boggart, con forma de un gran lobo, fijó su vista en ella, buscando dentro de su cabeza rubia cual era su mayor miedo. Anne se esperaba cualquier cosa, no era la persona más valiente del mundo mágico.

Claro, se esperaba cualquier cosa menos eso.

Ante ella y el resto de los alumnos se encontraba el cuerpo inmóvil e inerte de uno de los gemelos Weasley. El de Fred Weasley para ser más exactos.

La Slytherin se secó la solitaria lágrima que viajaba por su mejilla izquierda, tragó el nudo que se había formado en su garganta y se obligó a recordar que era una mera ilusión y que el verdadero Fred Weasley se encontraba a unos metros por detrás de ella. Que acababa de burlarse de sus conocimientos y como fardaba de ellos.

– ¡Ridikulus! – Gritó pensando en el Fred bromista y divertido. Todos sus compañeros rieron, mas ella no emitió ningún sonido.

– Bueno... eso es muy... personal – admitió Lupin cuando el Boggart fue destruido, intentando desviar la atención de la chica–. Enhorabuena, chicos – felicitó orgulloso del trabajo de sus alumnos–. Habéis trabajado muy bien, la clase acabó por hoy.

Anne no tuvo que escuchar la frase dos veces para salir la primera del aula. La imagen de un Fred Weasley pálido y sin vida, en el suelo de la clase le afecto más de lo que podía admitir. Sí, el chico era muy importante para ella, si, le gustaba, ¿pero hasta el punto de que perderlo fuese su mayor miedo? Anne estaba más perdida en él de lo que se pensaba.

Intentó llegar al baño de chicas sin derramar ni una sola lágrima, pero un brazo impidió que continuase con su camino. La fémina se aferró a la camisa del chico y dejó ir las lágrimas cuando supo que era Fred el que la estaba abrazando con tanta fuerza. Su olor era demasiado característico para ella.

– Ya pasó, A – intentó tranquilizar a la chica, que sollozaba en sus brazos–. Estoy bien, estoy aquí contigo – Insistió al ver que no conseguía calmarla–. No me voy a ir, rubita.

– Ha sido horrible – Confesó Anne con la voz rota, rompiéndole un poco más el corazón a Fred–.Era tan real.

– Pero no lo era, te has defendido bien y es lo que importa – la animó, separándola de su pecho para secar las lágrimas de las mejillas de la joven con sus pulgares–. Vamos al Gran Comedor, hoy comes conmigo y con George – le informó el pelirrojo sin darle opción a poder elegir.

Fred unió su mano con la de la chica, entrelazando sus dedos de forma tierna ante la atenta mirada de otros estudiantes. Un Gryffindor con una Slytherin no era algo que se viese todos los días.

– ¿Estás más tranquila? – se interesó George cuando ya estaban en el postre. Anne asintió con una sonrisa, se sentía cómoda junto a ellos, aunque esa no fuese su mesa–. Menos mal, porque parecía que a Fred le iba a dar un ataque.

– ¡George! – la chica rio con fuerza, captando las miradas del grupo de amigos–. Tú no le hagas caso, muchas veces no sabe ni lo que dice – se defendió antes de dejar un beso en la cabeza de la rubia. Acto que no pasó desapercibido por nadie.

– Pues yo creo que estás preocupado por mí, zanahoria – rio Anne mucho más animada que en la mañana.

– Y yo creo que tú estás enamorada de mí, rubita – contraatacó el chico, viendo su oportunidad para poder decirla como le hacía sentir.

– Yo... – la serpiente se había quedado sin palabras, cosa que casi nunca pasaba.

– Lo cual es una suerte – la hizo saber con una sonrisa, interrumpiendo su pequeño tartamudeo–. Porque yo también lo estoy de ti – confesó atrapando sus labios entre los suyos, sin darle tiempo a reaccionar a sus palabras.

Anne y Fred podían ser la pareja más extraña y pintoresca de todo el castillo, pero se llevaban queriendo y adorando desde el primer momento en el que cruzaron sus primeras palabras en el Expreso de Hogwarts el primero de septiembre cinco años atrás.

Simplemente necesitaban un pequeño empujoncito para cambiar los 'te odio' que siempre se decían de forma cariñosa y en broma por los 'te amo' que se decían desde el corazón.

|Nota de Autora|

¡Hola!

Este no es realmente un pedido, es algo que hace mucho me apeteció escribir a mí sobre mi personaje favorito.

Travesura realizada,

-A✌🏻

One Shots ✴︎ MultifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora