Capítulo 22.

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-Dejad de jugar conmigo y decidme ya la verdad- dice Sandra intentanto tranquilizarse.

-¿Estás preparada?- pregunta Luis, ella sólo asiente- En una de tus investigaciones te enteraste de que dimos a un niño en adopción, bueno, pues creo que debes saber quién es.

-Pablo, no me digas que eres tú, por favor, eso sí que no- niega con la cabeza intentando sacárse la idea de la cabeza.

-No, Pablo no es mi hijo, en realidad no era un niño, era una niña. Tú, Sandra, todo esto ha sido para que llegaras a nosotros, yo soy tu padre biológico - él se acerca a Sandra, pero ella se echa hacia atrás sin dejar de mirarle-. No te alejes, por favor, puedo enseñarte los papeles de la adopción.

-¿Por qué debo creerte? Pagas a la gente para tener papeles o que desaparezcan.

-¿Cómo crees que conseguí los papeles de registro de tu obra? Tus padres adoptivos me los dieron, ellos estaban de acuerdo con que me conocieras.

-¿Y no es más fácil ir a mi casa y decirme que soy tu hija?

-Sí, pero... soy un enamorado de la literatura, me gusta hacer las cosas difíciles y quería saber si eras como yo, desde luego escribir es lo tuyo, tu imaginación,  tus ganas de investigar, de saber, de defender lo tuyo.

-Y ahora te piensas que te voy a perdonar y voy a quererte como a mi padre.

-Claro que no, lo raro sería que lo hicieras. Pero piénsalo, quiero que trabajes en la editorial y que una vez yo no esté sea todo tuyo- Sandra respira hondo intentando pensar claro.

-Sandra- Pablo se acerca a ella inseguro-, cuando empecé a trabajar el hombre que viste en la foto con Luis se acercó a mí, sabían que vivíamos juntos. En ese tiempo no me hablabas, casi ni me mirabas y decidí ayudarles, pero no para hacerte mal, sino por tu bien, creía que debías conocer a tu padre. Lola vino a ayudarte también, cuando te decía los pasos de la editorial era para ganarse tu confianza, todo ha sido para llegar a ellos- Sandra se sienta en una silla que tiene al lado. Las piernas le tiemblan, se mira las manos sin saber qué decir, sin saber en quién confiar- ¿Estás bien?

-¿Cómo quieres que esté bien? Me habéis tomado el pelo como habéis querido, me habéis mentido, todos estábais aliados y yo sufriendo, investigando, aguantando persecuciones, pensando que os hacía daño y en realidad me lo habéis hecho a mí. Pero sí, Pablo, estoy muy bien- el silencio se adueña de la sala y lo único que se escucha es el tick tack del reloj negro que hay colgado en la pared.

"¿Y ahora qué? ¿Qué tengo que pensar? ¿Qué tengo que hacer? Me han mentido, pero por mi bien, o ellos creía  que era por mi bien, pero lo que me han hecho es mal. Me han tenido más un mes comiéndome la cabeza y jugando conmigo. Se podría escribir un libro con esto..."

La puerta de cristal se abre y aparecen los padres adoptivos de Sandra. Ella les mira, pero no se levanta para saludarles, la miran con tristeza y se ponen delante de ella.

-Hola, hija- dice la mujer rubia que acaba de entrar.

-Hola, Nieves- contesta Sandra sin mirarle.

-¿No me vas a llamar mamá?

-Veinticinco años ocultándome que soy adoptada, me lo decís de esta manera y quieres que te llame mamá, ¿no? No.

-Por favor, no seas así, no sabíamos cómo decirlo y ellos eligieron la forma.

-Me robaron mi novela.

-Podemos decir que has decidido salir a la luz como la escritora y que eres nuestra hija, por eso en un principio no lo dijiste, que no querías que lo compraran por serlo, sino porque sea bueno.

-Tengo que pensarlo bien, es demasiada información en tan poco tiempo- Luis asiente y la puerta de cristal se vuelve a abrir.

Megan aparece con la respiración acelerada y lágrimas en los ojos, no es capaz de articular palabra y los mira  agobiada.

-Ha desaparecido, Joaquín ha dejado una nota diciendo que se iba, que le olvidáramos- a la mujer se le quiebra la voz.

-¿Quién es Joaquín? ¿Un empleado?- Sandra les mira esperando una respuesta.

-Es... es tu hermano.

Antes de ti. [Completa] [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora