-No me pongas condiciones, Pablo.
-Soy bipolar, pero bipolar de medicación, de psicólogo. Estas pastillas son para controlarlo, cuando te conocí las había dejado de tomar, por eso me comporté así, pero vi el daño que te hacía y volví a tomarlas, solo por ti.
-Eres increíble... No me vuelvas a dirigir la palabra. Y que sepas que no me alejo de ti por eso, me alejo de ti porque he confiado en ti, pensaba que me eras sincero, que no me mentías, después de todo lo que te he contado y tú no has tenido la confianza de decirme que te tomas pastillas.
-No te lo dije por miedo a que te fueras.
-Al final has conseguido que me vaya, pero por otras razones- Sandra se da la vuelta y entra en su habitación.
Pablo va detrás y aporrea la puerta con fuerza, pidiéndole que le abra y le perdone, pero no obtiene respuesta y se sienta con la espalda en la pared al lado de la puerta de su habitación. La puerta se abre y aparece Sandra con unos vaqueros bastante ajustados y una camiseta corta con la que enseña el ombligo, unas Vans, unas gafas de sol con las que se ayuda a echarse el pelo hacia atrás y el maletín con el portátil. Él se levanta corriendo, pero ella niega con la cabeza y sale del piso. Se queda parado delante de la puerta y da un respingo con el portazo que da Sandra. Se va a su habitación lleno de rabia, coge una lámpara y la tira contra el suelo, después un portafotos, cuando se gira ve a Sandra en la puerta con los ojos como platos. Cae de rodillas al suelo y hunde la cara en sus manos. Ella se acerca y se sienta delante de él con las piernas cruzadas, le coge las manos y se las aparta de la cara, está llorando.
-¿Por qué lloras?
-Porque me odio por haberte ocultado eso, pero el miedo de que te fueras... No sé, Sandra, no te conozco desde hace mucho, no sé cómo lo has hecho, pero me has calado muy hondo, al principio ni yo me lo creía, después de mi ex juré no centrarme en ninguna chica, quería estar sólo para mí. Ese día que estabas en el callejón y te acercaste a mí sabía que todo iba a cambiar, no sabía que de este modo, yo no creía en el amor a primera vista, pero...
-Calla, entiendo que lo ocultases, pero Pablo, entiende tú que me duela, yo te lo he contado todo sobre mí, cosas que no sabe nadie, ni mi familia, y tú no has sido capaz de contarme algo así, cuando tus amigos sí lo saben. Necesito pensar, tú tuviste tu tiempo cuando te conté lo de la editorial, dame ahora tiempo a mí- Pablo asiente y ella le sonríe tímidamente.
Se levanta y sale otra vez del piso, Pablo se levanta y recoge todo lo que ha roto, sale del piso a comprar para reponer las cosas y después vuelve.
Tres semanas, tres semanas han pasado y Sandra todavía no se ha decidido, tampoco han tenido tiempo de hablar, Sandra salía muy temprano para trabajar, cuando llegaba Pablo no estaba, pues ya había empezado a trabajar, comía sola y cuando Pablo llegaba a casa ella estaba encerrada en su habitación trabajando en su investigación, cuando salía a cenar, Pablo ya estaba en su habitación trabajando y preparando las cosas del día siguiente, si acaso coincidían era cuando uno de los dos salía al baño y lo único que hacían era sonreírse tímidos. Los fines de semana Pablo se encerraba en su habitación y Sandra salía un rato con María y seguía trabajando.
Sandra mira el reloj de la cocina, son las tres, hoy se ha retrasado mucho, pero aún así se pone a hacer la comida. Escucha la puerta y mira en esa dirección, Pablo la mira y entra en la cocina.
-Qué pronto has llegado.
-Hoy había reunión y hemos salido antes- Sandra asiente y sigue cocinando.
-¿Quieres que prepare para los dos?- responde con un ruido de aprobación y ella saca más cantidad de espaguetis. Pablo pone la mesa y a la media hora se sientan en silencio- Quería hablar contigo.
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Antes de ti. [Completa] [Corrigiendo]
AksiPablo pasea por la calle tranquilo cuando se encuentra con Sandra, una chica muy guapa, pero con cara de meterse en problemas. Aún así, Pablo se deja llevar por sus instintos y la deja vivir en su casa. Lo que él no sabes es que Sandra está en Madri...