Nara
Mientras mi padre se esforzaba en eliminar los grumos de su batido de chocolate y sacar conversación, yo me dedicaba a mirar por la ventana y apostar por qué gota de agua se deslizaría más rápido por la cristalera de la cafetería.
Mi croissant se enfriaba en la mesa paulatinamente, casi reprochandome con la perdida de su aroma que no estuviese disfrutando de él.
Mi padre, Arthur, y yo, solíamos frecuentar Bakeri muy a menudo, sobre todo los sábados por la mañana, el único día que su trabajo y mi madre nos dejaban pasar algo de tiempo juntos. Aparte de ser un sitio que siempre olía a café recién molido y que en mi opinión preparaba las mejores tostadas con aguacate del mundo, estaba relativamente cerca de nuestra casa, solo a dos calles de distancia, en la Wythe Ave.
-Tierra llamando a Nara, -dijo mi padre, moviendo una mano delante de mi cara. -Repito, tierra llamando a Nara. -me froté los ojos y giré el rostro en su dirección, topándome con aquella mirada gris y preocupada. -Hija, ¿se puede saber dónde estás?
Forcé una sonrisa.
-Lo siento, pensaba en todo lo que tengo que hacer esta semana. -argumenté sin demasiado enfasis.
Él asintió débilmente antes de darle otro sorbo a su batido.
-¿Muchos exámenes? -inquirió.
-Historia y francés, -alegué. -Pero eso lo tengo controlado. Más bien pienso en el concierto de mañana.
Y en cierta medida era cierto, Will llevaba todo el día mandándome mensajes para recordarme que tenía una sorpresa para mi y que me la daría en el concierto.
Agradecía la emoción que le ponía a todo, porque me sacaba un poco del resto de mis pensamientos.
-¿El concierto? -interrogó mi padre confundido. -¿Qué concierto?
Enarqué un poco las cejas.
-¿No lo recuerdas? -pregunté. -Lo llevo repitiendo toda la semana.
Arthur frunció un poco el ceño y después entrecerró los ojos de forma deliberada.
-¿Es de ese amigo tuyo del pelo morado? -cuestionó y supe por su tono de voz y su expresión de rechazo que no le hacía mucha gracia.
-Will, si. -contesté. -Y es mi novio.
Una de las comisuras de sus labios dio un tirón, apenas perceptible.
-Si, tú novio... -farfulló por lo bajo.
-Ya se que no te gusta, -me adelanté a decir. -Pero si le dieses una oportunidad te darías cuenta de que es majo.
Mi padre soltó una carcajada y yo crucé los brazos sobre la mesa.
-Vamos, Nara, ni a ti te gusta. Que clase de persona habla de su pareja con el término "majo". -puse los ojos en blanco. -Es el peor adjetivo del mundo.
-No me apetece discutir de este tema contigo, papá. -hablé con sinceridad.
-¿Por qué?
-Porque eres mi padre, -al ver su mueca insistente añadí. -Es un tanto violento.
-Como quieras... -mencionó reticente. -Aunque eso me recuerda a que aún no me lo has presentado formalmente, deberías traerlo un día a cenar o algo así.
No creía que Will estuviese muy por la labor.
-Trato de evitar ese apretón de manos tan incómodo que se que va a suceder. -murmuré.
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La Humana y el Demonio || Lara Sanz || •sweet•fantasy•
FantasyNara Spinster lleva siendo acosada en sueños más de tres años por una sombra que a su vez, la persigue cuando está despierta. En las últimas semanas descubre que la están siguiendo y más intrigada por los sucesos, decide tomar cartas en el asunto y...