CAPÍTULO 9

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-Para el coche. -jadeó Nara a mi lado, aferrándose a su asiento con las uñas. -¡Paralo, Kaleb!

Ignoré sus molestos gritos haciéndome el tonto, antes de girar el volante a la derecha para tomar una curva. Tal vez no tuviese ese certificado que los humanos obtenían por hacer una especie de cursillo, pero había visto a muchos conductores desde que estaba en la Tierra y eso me daba unas nociones básicas de cómo actuar.

-¿Qué? -inquirí fingiendo desconcierto y ganándome una mirada reprochante por parte de mi humana.

-No tienes ni idea de conducir. -me espetó.

Observé por el espejo retrovisor como el cuerpo de Billy se balanceaba un poco para luego volver la vista al frente.

-Tú tampoco. -contesté con desdén.

Nos estábamos alejando del centro, y en las afueras no había tanto tráfico, a excepción de algunos camiones con carga pesada que por alguna razón inquietaban a Nara en demasía.

Cuando uno de estos vehículos apareció en mi camino, Nara me agarró del brazo, obligándome a girar en la dirección contraria.

-¡Vas a matarnos! -gritó histérica.

Negué con la cabeza, casi de manera automática.

-Exageras. -le revatí, viendo en la distancia el basurero de la ciudad. Me metí en el recinto y apagué el coche. -Ya hemos llegado.

Nara echó un vistazo antes de taparse los ojos con las manos en un gesto desolado.

-Mierda... -murmuró. -No irás a dejarlo aquí, ¿verdad?

Los zafiros que tenía por ojos me repasaron el rostro, posiblemente buscando algo de cordura en mi ser.

Y a decir verdad la tenía.

Solo quería ser justo con la situación.

-Había pensado también en tirarlo al mar. -confesé, revelando le mi primera opción y ganándome una mirada inquisitiva. -Hoy me siento benévolo. -añadí de manera irónica.

Nara se echó el cabello todavía húmedo hacia atrás. Parecía estresada e incluso a esas alturas algo desorientada.

-Benévolo... -repitió para si misma. -No ha sido para tanto, no me ha hecho daño. -me explicó cómo si fuese solo un crío que no tenía criterio para valorar la situación. -No tienes que hacerle nada.

Me mordí el labio inferior con fuerza.

-Pero podría haberlo hecho. -resolví.

Nara miró una vez por la ventana antes de volverse hacia mi nuevamente.

-Pero no lo ha hecho. -contestó.

Algo se me revolvió en el estómago y no era por el olor del vertedero, por increíble que pareciese.

-¿Por qué lo defiendes? -socavé algo más a la defensiva.

Mi humana tiró del filo de su sudadera hacia abajo, habíamos salido tan rápido que ni siquiera le había dejado tiempo para cambiarse.

-Solo me ha hecho sentir incómoda, no creo que esto esté bien. -comentó, y luego miró hacia atrás, hacia Billy, con una mueca de disconformidad y culpa. -Además, es el novio de mi madre.

Definitivamente Nara era estúpida o fingía serlo, no quería entrar en detalles ni sacarle el tema, pero era obvio que de no estar allí en ese momento las cosas hubiesen pasado a mayores y terminado con un final aún más desagradable.

-Si, eso solo lo hace peor... -mencioné y al ver su rostro nervioso, añadí. -Quédate en el coche si quieres, yo tengo que hacer mi trabajo.

Abrí la puerta y al salir la oí murmurar:

La Humana y el Demonio || Lara Sanz || •sweet•fantasy•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora