CAPÍTULO 12

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Kaleb

Cuando terminó la película, Nara cerró su portátil y se lo colocó bajo el hombro, dispuesta a marcharse, posiblemente a su habitación.

-Respecto a lo de esa fiesta... -la retuve con mis palabras, logrando que se volviese hacia mi.

-¿Lo que ha comentado Riley? -meditó escéptica y asentí. -Olvídalo, no puedes acompañarme. -dijo como si leyese mi mente. -De ninguna manera. -agregó tratando de sonar contundente.

Puse los ojos en blanco.

-No te estaba pidiendo permiso. -declaré con obviedad, sin importarme el hecho de que quisiera dejarme a un lado para ese evento.

Ella suspiró, dejando reposar su vista en el suelo.

-Hace falta entrada, y no son precisamente fáciles de conseguir. -siseó, como si aquello fuese a detenerme.

-Me colaré. -objeté convencido de mí mismo.

Nara no cambió su expresión.

-Ja. -se burló con sarcasmo, antes de volver a intentar irse.

Esta vez la cogí del brazo, ella miró mi mano sobre su piel, para acto y seguido volverse con lentitud de nuevo.

Sentí que nuestros tonos de piel se veían bien juntos.

-Tu amiga tenía una de sobra. -plantee.

Nara apoyó su mano sobre la mía, indicándome que la soltase de manera más o menos consciente.

-¿Y que te hace pensar que te la dará a ti? -cuestionó, infravalorando como siempre mis increíbles cualidades.

Solté una carcajada.

-Soy nuevo, guapo, de Chicago... -comencé a enumerar y ella sonrió divertida, haciendo que la tensión anterior se desvaneciese. -Ni siquiera tendré que pedirla.

-Eres un puto narcisista. -me acusó y sabía que estaba insultando me pero estaba demasiado embelesado viendola sonreír como para centrarme en eso. -No le gustas a todo el mundo, Kaleb.

Entrecerré los ojos.

-Di una sola persona. -la insté. -Una sola.

Ella clavó la vista en el techo y se mordió el labio inferior pensativa.

Por un momento temí que dijese su propio nombre.

-Will. -testificó finalmente.

-¿Eso se considera persona? -pregunté aunque en lo que a mí respectaba estaba claro que no.

Ella seguía deslumbrante, mostrando sus dientes blancos, sus labios colorados y sus mejillas contraídas por la risa.

-¿Quieres respetar a mi novio? -me reprochó.

-Pero si te estás riendo. -me quejé, observando el brillo intenso de sus ojos.

-No, no es cierto... -murmuró, relajando sus facciones.

Me mojé el labio superior antes de volver a hablar.

-Lo dejaréis... -pensé en voz alta, calculando lo mentalmente. -De aquí a... Una semana, dos como mucho.

Su expresión se nubló un poco.

-No bromes con esas cosas. -me reprendió, aunque sonaba mucho más avergonzada que molesta.

Me encogí de hombros.

-No estoy bromeando. -contrapuse y los zafiros que tenía por ojos volvieron a centrarse exclusivamente en mi. -Se nota que os estáis distanciando aún más. Y eso desembocará a una...

La Humana y el Demonio || Lara Sanz || •sweet•fantasy•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora