Al abrir los ojos me estiré en el colchón y aparté las sábanas enrredadas de mi cuerpo.
Me volví al lado derecho y ahogué un grito al atisbar los ojos verdes de Kaleb observarme atentamente mientras se deshacía de su camiseta.
Di un respingo en mi cama y con una mano en el pecho intenté que mi respiración volviese a la normalidad.
Se me había olvidado por completo su presencia y al toparme con él, todos los sucesos de la noche anterior se agolparon en mi mente, casi produciéndome dolor de cabeza.
-¿Sabes que miras como un lunático? -inquirí algo cansada, frotándome los ojos y volviéndome hacia el reloj de la mesita de noche.
No se esforzó en disimular su mal humor.
-¿Y tú qué hablas en sueños? -inquirió desde su sitio mientras yo me encaminaba hacia el baño en busca de algo de ropa. -Es bastante molesto para ser sincero.
Sabía que lo más posible era que lo dijese para hacerme sentir vergüenza, y sobre mi orgullo lo logró. Agradecí que no pudiese ver como mis mejillas prácticamente ardían mientras me deshacía de la camiseta.
-Tengo que ir al instituto. -comenté desde el otro lado de la puerta, antes de abrirla y cruzar por esta para dirigirme a la mochila que ayer no había preparado.
Kaleb me siguió con la mirada.
-Si, y por desgracia yo también.
Tardé unos minutos en comprender que me había estado acompañando al instituto desde hacía más tiempo del que creía.
Eché un rápido vistazo en su dirección.
¿Hasta cuanto llegaba su responsabilidad conmigo?
¿Realmente me seguía a todas partes hasta la noche anterior?
¿Incluso me observaba mientras me duchaba?
Un escalofrío me recorrió la espalda y mis ganas de preguntarle por eso crecieron, aunque no estaba segura de querer oír la respuesta.
Mis ojos pasaron al reloj de la mesita de noche y torcí el gesto al comprobar que se me estaba empezando a hacer un poco tarde.
-¿Tan malo es? -inquirí finalmente, tratando de seguir la conversación.
En el tiempo que había pasado en el baño, el chico se había colocado su ropa del día anterior ya seca y puesto en pie, era fascinante su buen aspecto para acabar de levantarse.
Apoyó la espalda en el armario y se cruzó de brazos.
-Oh, no, -comenzó con aquel tono cargado de comedia tirante. -Es mi lugar de vacaciones soñado: adolescentes gilipollas y con las hormonas a flor de piel todo el tiempo. -soltó un suspiro prolongado. -Idílico, sin duda.
Enarqué una ceja, escéptica.
-¿Eso te incluye?
Kaleb abandonó su actitud desinteresada al fruncir el ceño y encuadrar los hombros.
-No soy un adolescente inmaduro. -replicó ofendido, para posteriormente echarse un vistazo a si mismo y señalarse. -Que tenga este aspecto no quiere decir que...
-¿Cuantos años tienes? -pregunté, porque verdaderamente tenía curiosidad.
Físicamente debía rondar los veinte, pero siendo un demonio suponía que tenía muchos más.
-¿Qué te importa? -escupió molesto.
Me giré en su dirección antes de echarme la mochila a la espalda.
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La Humana y el Demonio || Lara Sanz || •sweet•fantasy•
FantasyNara Spinster lleva siendo acosada en sueños más de tres años por una sombra que a su vez, la persigue cuando está despierta. En las últimas semanas descubre que la están siguiendo y más intrigada por los sucesos, decide tomar cartas en el asunto y...