Capítulo 9 (Parte 3)

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Hanna

Veo mis cartas y deslizo un millón de dólares más el numero de una de mis cuentas bancarias en Suiza, anotado en una servilleta.

— Me planto y aumento.

Mis contrincantes miran sus jugadas y algunos se retiran mientras que otros doblan su apuesta inicial retándome. Adrien ya comienza maldecir a mi lado y White me mira con una sonrisa deslizando un numero de patente anotado en una servilleta.

— El 55 por que dejes ver tus cartas.

Sonrío sintiendo mis pezones erizados por tal oferta, cruzo mis piernas bajo la mesa y tomo la servilleta analizándola.

— ¿El 55 con todo?

— Hasta con los Pits.

Asiento y giro mis cartas haciendo que los demás suelten las suyas y se quejan. Rio y acaricio mis dos cartas.

— Creo que tengo Blackjack.

Arrastro los fajos de billetes, cadenas, anillos y escrituras de propiedades a mi lado de la mesa y le pido a Adrien que lo guarde en el bolso mientras miro la servilleta que me extendió White.

— Uno nuevo, muchas gracias, ya podremos hablarlo bien y cerrar los tratos. — Arrojo la servilleta al bolso viendo como White la mira caer pálido y junto mis manos con una sonrisa. — ¿Otra ronda?

Todos se levantan haciéndome reír a carcajadas y tomo otra servilleta anotando algo que hace que White se detenga a mi lado.

— ¿Vas a...? — Asiento y pongo la servilleta al medio de la mesa viendo a los hombres.

— La franquicia ROM. Apuesto mi legado. ¿Qué valor monetario tendría, señor crupier?

El hombre bota las cartas viendo la servilleta boquiabierto.

— No podría sacar un estimado exacto, Los bares ROM han estado incrementando cada año más su popularidad debido a la cantidad de personas que cumplen dieciocho años alrededor del mundo. ¿Cuánto gana al mes con solo un bar?

— Setecientos mil.

Algunos vuelven a sentarse con los ojos pegados al trozo de papel con tanto valor sobre la mesa.

— La Franquicia ROM esta evaluada en un estimado de trecientos mil millones y aumentando. ¿Está segura de realizar esa apuesta? Recuerde que el Blackjack es un juego de azar y no podrá recuperar lo que apueste.

— Hanna no lo hagas. — Adrien toma mi hombro y me mira desesperado. — ROM es tuyo, no puedes apostarlo, así como así, si lo pierdes lo perderás todo. No lo hagas.

La preocupación en su mirada es genuina y me hace recordar la otra careta que vi hace unas horas.

— ¿Por qué debería hacerte caso?

— Porque amas ROM, ROM es con lo que empezaste tu imperio después de todo.

— ¿Qué me ofreces? — Frunce el ceño y sonrío. — Debes hacer una apuesta más grande si quieres sacarme del juego.

— Yo apostare contigo lo que quieras, jugare cualquiera de estos juegos de azar, pero retira los ROMs de tu apuesta.

Lo pienso unos segundos, bueno, finjo hacerlo,  mientras miro los ojos azules del hombre que me ruega con su alma que no juegue con fuego de esa manera. Termino asintiendo luego de un rato mientras rompo la servilleta y los hombres que se habían sentado insulta Adrien por haberme hecho cambiar de opinión y este solo suspira aliviado.

Escapando del Paraíso (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora