Capítulo 37

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Adrien

Todos parecían disfrutar bastante la noche, el juego continuaba en el patio trasero y los que iban perdiendo poco a poco iban llenando la casa una vez más.

Todos los que entraban tenían pintura roja sobre sus caros trajes, lo que le daba sentido al juego. Ellos eran los asesinados, y los asesinos seguían dentro del laberinto.

Los Morgan no tardaron en unirse a los fallecidos y fue entonces que Derek junto a Chad me alcanzaron con tres vasos de whisky en el casino dentro de la propiedad.

— Estoy seguro que eso es trampa.

— Chad siempre que pierdes dices que los demás hacen trampa, deja de ser tan mal perdedor.

Ambos siguen discutiendo, haciéndome reír. La conversación cambia a lo bien que Diego y Alex se ven juntos cuando estos pasan junto a nosotros saludándonos con sonrisas en sus rostros y no tardo en notar a los millonarios mirarlos como si fueran una versión actualizada de La Dama y El Vagabundo.

— Agh, estúpidos arrugados, como ellos prefieren morir solos que compartir sus fortunas les encanta criticar a las parejas. — Señala Chad viendo a un grupo de mujeres hablar en susurros con la mirada sobre la menor de Los Morgan.

Derek asiente.

— Quizás no tengamos tios ni primos, pero estos. — Me mira señalando al resto en el casino. — Son como esos familiares que te gustaría no tener que volver a ver, pero debes hacerlo en todos los días festivos y cumpleaños.

— Y ni hablar de las sabandijas que te saludan y a los dos minutos te quieren presentar a su hija o nieta para expandir el "apellido". Viejo, ya tengo veinte hermanos, no necesitamos extenderlo más.

Me rio viendo a Chad molesto sin embargo su expresión cambia de inmediato al verme. Una sonrisa traviesa danza en sus labios.

»— Aunque claro, si la hija esta buena, no me molesta intentar procrear esa misma noche.

— Desagradable.

Chad se ríe a carcajadas de su hermano y lleva la atención hacia mi apuntándome con su vaso.

— ¿Y que hay de Hanna? Pensé que ibas a estar con ella dentro del laberinto, y que alguien los iba a encontrar teniendo sexo por ahí como los idiotas hormonales que son.

Niego dándole otro trago a mi vaso.

— No quise jugar, no estaba de ánimos.

Derek me observa confundido y antes de que se lo pueda decir, deduce lo que ocurre. Solo que no suelta palabra alguna, y yo no tengo mas ganas de hablar de eso.

Chad carraspea.

— Incomodo...

Derek esta a punto de hacerle cerrar la boca con un discurso moral, solo que antes de que eso pueda ocurrir, llega un agitado Henry hasta nosotros, palido a más no poder.

— ¡Alguien tiene un arma real dentro del laberinto! ¡Dispararon! ¡Y Hanna sigue adentro!

Mi corazón se para.

Hanna

— Aarón.

— El mismo en persona.

Su respuesta me obliga a alzar mi mano y lo siguiente que veo es mi puño dándole el golpe de su vida. Su rostro se gira por completo y me observa impresionado cuando tomo la pistola que escondía entre la falda del vestido y el corset y lo apunto sin titubear.

Escapando del Paraíso (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora