Eva
No soy consciente de cuanto tiempo pasa mientras me aferro cada vez más a Liam, mi corazón está dando saltos de los nervios aún apoderados de mi cuerpo. Soy débil, lo admito, y que este incidente me haya sucedido me hizo sentir mucho miedo.
—Hey—dice suavemente y se separa un poco de mí, acaricia mi mejilla—¿Estás bien?—vuelve a preguntar.
Yo asiento levemente—Si. Todo gracias a ti.
Él me dedica una sonrisa de alivio—Estabas asustada ¿verdad?
—No todos los días en Costa Dorada te encuentras a alguien siguiéndote con malas intensiones—bufo.
—Ven—toma mis manos para ayudarme a levantarme del suelo, mi hombro derecho duele un y hago una mueca de dolor—¿Te duele mucho?
—Un poco.
—Vamos, te llevaré a mi casa.
Yo dudo levemente—No hace falta, Liam.
—Eva, mi casa está más cerca de esta calle que la tuya, además, no querrás que Erin y Edward te vean así—comenta recogiendo mi pequeña mochila del suelo y se la coloca en el hombro.—¿Vamos?
Asiento levemente—Está bien.
Camino junto a Liam siguiendolo en su camino hacia su casa. Mi brazo duele a medida que me muevo y lo toco con el otro dándole leves masajes. El chico tenía razón, su casa quedaba muy cerca, era un local tipo cobertizo sobre un muelle de agua, un logar confortable visiblemente por fuera, una barbacoa se encontraba en la parte de afuera del jardín con dos muebles a los lados.
Entramos a la casa y noto que es pequeña pero igual de confortable de lo que se ve por fuera. El principio era como una sala comedor, una mesa con dos sillas pegada a la pared con una enorme ventana, y al otro costado un sofá.
—Deberías sentarte—me ofrece y asiento.
Mi cuerpo toca la suavidad del sofá y doy un suspiro.
—¿Quieres algo de tomar?—pregunta y niego—¿Te duele mucho?
Me río un poco—¿Cuántas veces me vas a preguntar lo mismo?
Él niega rápidamente y suelta una risita—Lo siento...solo...estoy preocupado por ti—comenta levemente y toma asiento a mi lado en el sofá pero un poco separado de mí.
—Tranquilo. Estoy bien—miro alrededor de la casa—¿Y tu madre?
—Trabaja. Hoy tenía guardia desde temprano en el hospital. Es la secretaria del pediátrico—explica y asiento.
—¿Y tu moto? Ya no te veo con ella.
—En el taller. Me ha dado mucha lata últimamente.
En ese instante recuerdo algo que tengo que decirle.
—Unos tipos fueron hoy buscándote en la pastelería—suelto sin más y sus ojos se abren como platos sorprendido.
—¿Cómo eran esos tipos?—su pregunta sale preocupada.
—Eran tres. Un hombre de tez oscura, uno delgado con melena y uno que rebasaba los 50 años...—Liam me corta sobresaltándose.
—¡Mierda!—se levanta como si el sofá quemara, pasa sus manos desesperadamente por su rostro y choca su puño contra la pared.—¿Cómo carajos supieron...?—se corta a sí mismo.
—Ellos fueron los que te golpearon ¿verdad?—le pregunto preocupada al ver su reacción—¿Qué problemas tienes con ellos?
—Eva...no te metas, por favor—su voz sale fría y eso oprime mi corazón, no cabe duda que hoy estoy demasiado sensible—Mejor...¿por qué no vas al hospital para que te hagan una radiografía en el hombro?—se gira hacia mí
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Incierto Destino [Finalizada]
Ficção AdolescenteYo no era una intrusa en su relación. Solo era la chica tímida enamorada del chico perfecto que además de todo tenía una hermosa relación con una chica igual de perfecta que él. Solo quedaba tragarme el sentimiento y olvidarme del chico, pero se me...