Capítulo31: Quédate

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Liam

—Hijo por favor, cambia esa cara—mi madre acaricia mi mejilla.

—Estaré bien mamá.

—Odio esa frase tan futurista incierta. Déjame ayudarte con una bolsa.

—No—doy un paso en retroceso alejando las bolsas de ella—Ya estamos llegando a casa, además, ¿no ves mis músculos?.

Logro que mi madre ría pero yo no lo hago.

La imagen de Bruno y Eva besándose no sale de mi cabeza, a pesar de que no los vi, de tan solo escuchar que eso pasó miles de imágenes se me cruzan por la cabeza y mi sangre hierve.

—¿Quién es ese hombre?—mi madre pregunta deteniéndose en seco y yo también lo hago. Miro hacia donde ella observa con duda y frunzo el ceño, ni el auto ni el hombre parado a su lado son de mi reconocimiento así que descarto la idea que sea de algún matón de Igor porque en todo este tiempo solo les conozco a los dos idiotas con sobrenombre de letras griegas.

—Iré a preguntar—intento caminar hacia él pero mamá me detiene con su brazo.

—No vayas, puede ser peligroso. Mira el aspecto que tiene. Puede usar traje y corbata pero eso no quita que puede ser un peligro.  

—No seas paranoica mamá, no pasará nada.

Caminamos un poco más cerca del hombre y vislumbro a dos chicas conversando en el muelle frente a mi casa. Inmediatamente reconozco a la que está fe frente para mí y mi corazón se dispara. No puedo reconocer a la rubia que está de espaldas. No veo venir cuando la rubia empuja a Eva con suavidad pero lo suficiente para que pierda el equilibrio y caiga de espaldas al agua.

Me alarmo recordando dos cosas importantes:

1–Eva no sabe nadar.

2–Sufre talasfobia.

Sin pensarlo dos veces suelto las bolsas del supermercado y corro hacia ellas ignorando los llamados de mi madre.

—¡¿Pero qué te sucede?!—le espeto a la rubia.

Me mira con pavor y reconozco su cara: la novia del tenista.

—Yo...fue un accidente.

—Mejor vete antes de que me olvide que eres una chica.

No me quedo para más y me lanzo al agua. Abro los ojos de inmediato mirando para todos los lados hasta que la encuentro y me apresuro en tomar su cuerpo entre mis brazos sacándola a la superficie. Eva tose y se aferra a mi camisa, suspiro de alivio al saber que fui rápido para evitar que tragara mucha agua y se desmayara.

—Estoy aquí, estás a salvo—le susurro

La arrastro hasta la orilla de césped que hay a un costado del muelle, observo como mamá viene hacia mí con las bolsas y una expresión de preocupación en su rostro, miro a mi alrededor y observo que la rubia y el hombre de traje se han marchado.

—Mamá deja las bolsas y ve por una toalla para Eva, por favor.

Ella asiente con frenesí y saca la llave de su bolso para ir hacia la casa.

—Ya estoy aquí—le susurro de nuevo al sentir que está temblando—Ya todo pasó, estás a salvo.

Tomo su rostro pero no abre los ojos, aprieta los párpados con fuerza y tiene la cabeza gacha mientras se aferra cada vez más a mi mojada camisa.

—Vamos, nena, necesito que esos lindos ojos me miren—paso mi mano por su cabello y le beso la frente—Por favor, cariño, abre los ojos.

Acaricio su mejilla mientras ella va recuperando su respiración, mamá aparece con la toalla y envuelvo a Eva en ella secando su cabello.

Incierto Destino [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora