"Mueres siendo un héroe, o vives lo suficiente para convertirte en un villano. No puedes ser ambos".
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WILLIAM.
—No te creo, Kaelanne —respondo con firmeza, luchando contra las emociones que amenazan con desbordarse. No puedo aceptar tan fácilmente que esta joven frente a mí sea mi hija perdida.
Kaelanne me mira con una frialdad que hiela mis pensamientos. Sus ojos no muestran ni una pizca de duda o remordimiento.
—Pues deberías creerme —su voz es tranquila, casi indiferente.
Mi hija nunca sería así.
Mis pensamientos se agitan mientras intento procesar lo que está sucediendo. Recuerdo a mi hija como una niña llena de dulzura y bondad. Siempre fue compasiva, risueña y amable. Esta joven ante mí, con su actitud desafiante y sus palabras cortantes, es todo lo contrario a la imagen que tengo grabada en mi corazón.
Es imposible para mí creer que Kaelanne sea mi hija. A pesar de los años, nunca he dejado de buscarla, nunca he dejado de esperar que algún día volveríamos a estar juntos. Pero esto..., esto es demasiado confuso y doloroso.
—No eres mi hija —digo finalmente, con la voz quebrada por la tristeza y la decepción.
Kaelanne arquea una ceja, como si esperara mi reacción. Parece completamente imperturbable ante mi negativa.
—Tú lo sabes, Will. Eres un experto en identidades —dice con un tono sarcástico que hiere más que cualquier golpe físico.
—No lo sé. No lo puedo saber —susurro, desesperado por encontrar alguna prueba, alguna conexión que me permita reconocerla.
Bruce permanece en silencio, observando la escena con una expresión pensativa. Sé que él también está tratando de discernir la verdad en medio de esta confusión.
Kaelanne me mira fijamente, como si estuviera esperando mi siguiente movimiento. No hay rastro de compasión en sus ojos, solo una determinación fría que me hace dudar de mis propios recuerdos.
—¿Por qué estás haciendo esto? —pregunto finalmente, buscando desesperadamente una respuesta que tenga sentido.
Ella sonríe, pero no es una sonrisa de alegría. Es una sonrisa llena de amargura y desdén.
—Porque alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que enfrentarte a la verdad que has estado evitando durante tanto tiempo, Will —sus palabras son cortantes como cuchillas afiladas.
Un nudo se forma en mi garganta mientras intento procesar las palabras de Kaelanne. Todo en mi interior clama por rechazar lo que está diciendo, pero una parte de mí se pregunta si hay algo de verdad en sus palabras.
—No puedo creer que estés aquí por casualidad. ¿Qué es lo que realmente quieres? —pregunto con un dejo de desesperación.
Kaelanne inclina la cabeza ligeramente, como si estuviera considerando cómo responder.
—Quiero respuestas. Y tal vez..., solo tal vez, encontrar a alguien que realmente me importe —su voz se vuelve más suave al final, revelando una vulnerabilidad que contradice su máscara de dureza.
La habitación queda en un silencio tenso mientras cada uno de nosotros reflexiona sobre las palabras de Kaelanne. No sé qué pensar ni qué creer. Todo lo que sé es que necesito respuestas, y quizás sea hora de enfrentar la verdad que tanto he temido.
—Deberías de irte niña, antes de que te mate —le sugiere Bruce.
Se arranca el catéter sin siquiera hacer alguna mueca de dolor, y se levanta de inmediato. Nos observa un breve momento y nos sonríe.
—Como gusten —le contesta a Bruce y después me observa—. Piénsalo bien William, necesito encontrar esa fuente de energía, y ya después te buscaré para hablar —dicho esto, sale de mi oficina y la pierdo de vista.
Despierto sobresaltado en medio de la oscuridad. El sudor frío me cubre la frente y mi corazón martilla con fuerza en mi pecho. La habitación está sumida en una quietud opresiva, solo interrumpida por el suave resplandor de la luna que se cuela por las rendijas de las cortinas.
Respiro profundamente, intentando calmar los latidos acelerados que retumban en mis oídos. Pero la pesadilla sigue fresca en mi mente, como un eco perturbador que se niega a desaparecer. Veo las sombras moverse en las esquinas de la habitación, cada una pareciendo cobrar vida propia, alimentadas por el miedo que aún me embarga.
En mi sueño, la revelación de Kaelanne es como haber caminado por un sendero cubierto de niebla espesa, una niebla que parece envolverlo todo en un velo ominoso. Cada paso es una lucha contra el desconcierto y la urgencia de encontrar algo que se me escapa, algo crucial pero indescifrable.
Y entonces, la figura aparece de la nada. Es reconocible pero distorsionada, como un reflejo deformado de alguien que conozco demasiado bien. Sus ojos vacíos me miran con una intensidad que hiela la sangre en mis venas, como si estuvieran buscando respuestas que ni siquiera sé que tengo.
La escena se desvanece en un torbellino de confusión y miedo. Palabras que se disuelven en el aire, gestos que carecen de sentido pero que resuenan en lo más profundo de mi ser. Es como si mi mente estuviera tratando desesperadamente de comunicarme algo importante, algo que se escapa entre las grietas de la realidad y la ilusión.
Respiro profundamente de nuevo, intentando recuperar el control sobre mis pensamientos. La habitación sigue envuelta en sombras, pero ahora son las sombras de mi propia mente las que me atormentan. Me froto los ojos con las manos temblorosas, deseando borrar las imágenes que persisten detrás de mis párpados cerrados.
Afuera, la ciudad duerme en silencio, ajena a la tormenta emocional que me sacude en este momento. Me pregunto qué significa todo esto, qué mensaje intenta transmitirme mi subconsciente a través de esta pesadilla inquietante.
Con un suspiro resignado, me doy cuenta de que esta noche no podré volver a dormir. La pesadilla me ha dejado demasiado perturbado, demasiado inquieto como para encontrar paz en el sueño nuevamente. Me siento en la cama, con la mente aún girando en torno a las imágenes fantasmales que me acechan, preguntándome si alguna vez encontraré respuestas a las preguntas que ni siquiera sé cómo formular.
Si les gustó no olviden regalarme una estrellita, y comentar!! se los agradecería muchísimo.
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PROFECÍAS OCULTAS || [#1] Entre Fragmentos [COMPLETA]
RandomEn este lugar nada es lo que parece. Nadie es quien dice ser. Sufre más el sabio que el ignorante. Pero la verdad es que aquí nadie sabe nada. ¿Por qué te sacrificarías tú? ¿Amistad? ¿Amor? ¿Ambición? ¿Qué puede más? ¿Quién es quién? ¿Vale la pe...