PROFECÍAS OCULTAS || [#1] Entre Fragmentos [COMPLETA]

8. Tyneham.

"Ella es tu mayor debilidad. La única, en realidad".

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WILLIAM.

—Relájate Will, lo encontraremos —me tranquiliza Bruce, con su voz apenas audible sobre el rugido del viento que sacude las paredes derruidas de la vieja mansión.

—Eso espero, realmente estoy cansado de todo esto —suspiro, observando las sombras danzar entre los escombros iluminados por pequeños rayos del sol.

—Los demás ya están aquí, ya informé que hemos llegado, se encuentran dentro del otro edifico inspeccionando el área —me informa Bruce, mientras ajustamos nuestras mochilas con destreza militar.

—Perfecto, vete poniendo tu traje amigo, no sabemos con qué nos encontraremos esta vez —Nos apresuramos a cambiarnos, el crujir de los trajes tácticos rompe el silencio ominoso que envuelve la mansión destruída. Al mismo tiempo, un par de camionetas blindadas aparecen al final del sendero, marcadas con el sello inconfundible de Cameron.

—Es la gente de Antzas —habla Bruce en voz baja, evaluando la situación con ojos calculadores.

—Nada con lo que no podamos —respondo con determinación, aunque sé que cada encuentro con ellos es un paso más hacia el abismo.

—Es cuestión de minutos para que se vayan corriendo de aquí —añade Bruce, con tono de voz resonando con confianza y experiencia, recordándome que ya hemos enfrentado este escenario incontables veces.

Decidimos evitar el enfrentamiento directo y salimos por la parte trasera de la mansión en ruinas, siguiendo las indicaciones de Ángela, nuestra informante interna en este laberinto.

Dentro del otro edifico nos reciben los susurros del pasado entre los muros agrietados y los ecos de pasos furtivos. Somos recibidos por nuestros compañeros, sus miradas sin duda alguna reflejan el cansancio de esta búsqueda pero mantienen esa determinación que tanto agradezco.

—Hola —nos saludan al unísono. Sus voces apenas son un susurro en la penumbra que rodea nuestro pequeño equipo.

—Hola —responde Bruce con un gesto rápido, y yo asiento con la cabeza en respuesta, mi mente ya enfocada en la tarea que tenemos por delante.

—Lo encontraremos, Will —afirma Dan, con voz firme resonando con la promesa de aventuras pasadas y futuras. La nostalgia por tiempos mejores se mezcla con la urgencia del presente.

Y eso espero. Nos preparamos para adentrarnos en los recovecos del inmueble, donde cada paso es un recordatorio de lo que está en juego: secretos ancestrales, rivalidades mortales y la esperanza frágil de encontrar respuestas en un mundo que parece desmoronarse a nuestro alrededor.