PROFECÍAS OCULTAS || [#1] Entre Fragmentos [COMPLETA]

18. Mutación.

"Lo que matará a los humanos, solo nos hará más fuertes". 

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MASON.

La observo salir de la oficina de William y aún no puedo creer que sea su hija. Hay que admitir que no está nada mal, pero lo linda no quita lo molesta que es. Desde que sabemos de ella, solo ha sido un dolor en el trasero para todos, o al menos para mí. No hace más que arruinar las cosas —Inclusive estando en coma lo hacía—. Cuando Will me pedía cuidarla, aceptaba por el simple hecho de ser mi amigo, pero siempre que estoy ante su presencia, ocasiona lo mismo en mí: migraña.

—No es necesario que me lleves, solo dime dónde queda y voy —dice la pelirroja con desdén.

—No es tan fácil, niña, sígueme —ordeno, sin ocultar mi irritación.

—Amargado.

—Bien, anda, hazlo tú, busca tu maldito cuarto y yo te sigo.

—De acuerdo —se ubica frente a mí y, como si conociera este lugar de toda la vida, entra en uno de los elevadores conmigo pisándole los talones.

—¿Y ahora qué? —Sin duda es como su padre, se cree una sabelotodo. Cree que puede ignorarme como si nada. 

Presiona algunos números del elevador y luego el botón rojo que solo es para emergencias. Las puertas se cierran y, cuando se vuelven a abrir, ya nos encontramos en el área de las habitaciones.

—Te dije que podía sola —comenta, sonriendo con satisfacción.

—¿Cómo sabes la clave?

—Lo importante es que la sé —responde con indiferencia, aunque parece arrepentirse de haber contestado—. Solo me vino a la mente.

—Claro.

Su presencia me da dolor de cabeza y este momento no es la excepción; me disgusta tanto, que desearía que no fuera hija de William.

—Estaré esperándote afuera de tu habitación, solo apresúrate, no tengo tiempo para hacerla de niñera —aprieto mi cabeza con incomodidad.

—Nadie te pidió que fueras mi niñera —se queja.

—Tu padre.

—No necesito a nadie que esté cuidando mis pasos. Gracias —dicho esto, me cierra la puerta de su habitación en la cara.

Mal educada, egocéntrica, altanera y muchas cosas más, sin duda alguna eso es Kaelanne Morgan. No la conozco para nada, pero conozco a los niños de su clase. Crías de mami y papi, que creen tenerlo todo a su alcance, se creen los dueños del mundo, los que todo lo saben y nada les falta; pero ellos solo viven en una realidad color de rosa que les han pintado sus padres y creen que así es la vida: fácil y colorida.