12. Un día a la vez.

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"Con cada hechizo, el universo se revela."

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MORGAN.

Han pasado ya tres largas semanas desde que revelé mi verdadera identidad a William Petrova. Cada día, mi deseo de regresar a Fordale, a mi hogar, se hace más urgente. Este trabajo debe concluir pronto; le he dado suficiente tiempo a William para que asimile la verdad, aunque sé que no le agrada en lo absoluto. Tampoco a mí me agrada esta situación, pero es lo que hay; debo aceptarlo y seguir adelante. Tengo que avanzar.

La forma en que le revelé mi relación con él fue poco convencional, lo admito. No fue exactamente la situación ideal, pero como dicen, las cosas rara vez salen como las planeamos. Aunque mi declaración fue directa y sin adornos, ya está hecho y no hay vuelta atrás. Si quiere aceptarlo, que lo haga. Si no, me da igual.

Decido visitar la mansión de William una vez más. Me paro frente a la puerta y toco el timbre, tratando de disimular mi ansiedad y el resentimiento que siento hacia este hombre que me dio la espalda hace años.

La puerta se abre lentamente y me encuentro con Priscila, la esposa de William. Su sonrisa es cálida y su mirada, aunque sorprendida, muestra amabilidad genuina. Trato de ser cortés, a pesar de mi verdadero estado de ánimo.

—Hola, soy Kaelanne Morgan Stewart. ¿Esta es la casa del señor William Petrova? —mi voz suena más serena de lo que me siento por dentro.

Priscila me estudia por un momento antes de reconocerme. Su expresión cambia de sorpresa a una especie de comprensión. Es una mujer que transmite confianza y seguridad, pero sé que debo tener cuidado con lo que digo.

—Ay, hola querida, claro que te recuerdo. Después de todo, yo le pedí a mi esposo que te contratara. ¿Se te ofrece algo? William me dijo que dejaste de trabajar con él para entrar al mundo del reportaje. Lamento decirte que mi esposo no ofrece entrevistas en casa, solo en horario de oficina, así que lo siento mucho si...

Interrumpo su discurso con mi verdadero propósito para estar aquí, sin rodeos ni excusas.

—No quiero ninguna entrevista con él. Solo quiero hablar.

La sorpresa en el rostro de Priscila es palpable. Puedo ver cómo evalúa mis palabras, tratando de discernir mis verdaderas intenciones. Mantengo mi mirada firme, mostrando determinación.

—¿Está mal que quiera hablar con mi padre? —mi tono es más desafiante de lo que pretendía.

Priscila me observa con atención por un momento más largo de lo que esperaba. Finalmente, asiente con una sonrisa que indica que ha decidido confiar en mí.

—Entra por favor, iré a buscarlo —me invita, abriendo la puerta.

Cruzo el umbral y me encuentro en un interior lujoso y opulento que contrasta con mi vida modesta. La mansión de los Petrova es imponente y bien cuidada, reflejando la riqueza y el poder de su dueño.

Mientras Priscila sube las escaleras en busca de William, me siento en un sofá elegante en el hall de entrada. Los minutos pasan lentamente mientras observo los detalles de la decoración y trato de contener mis emociones.

Finalmente, William baja las escaleras. Nuestros ojos se encuentran y puedo ver la sorpresa y el desprecio en los suyos. Se acerca a mí con paso firme, como si no quisiera perder un segundo más en mi presencia.

—No eres mi hija —su tono es burlón, pero sus ojos muestran una mezcla de incredulidad y temor.

—No esperaba una bienvenida calurosa, William —respondo con sarcasmo, tratando de mantener la compostura a pesar del torrente de emociones que me embarga.

Me agarra del brazo con rudeza, como si quisiera arrastrarme fuera de su vista lo más rápido posible.

—¿Buscas dinero? Déjame decirte, niña, que así no se gana el dinero —su voz suena llena de desprecio y rechazo.

Me libero de su agarre con determinación. No he venido aquí por dinero ni por algún interés material. Estoy aquí porque necesito respuestas y, aunque su actitud me hiere, no me detendrá.

—No me interesa tu dinero, William. No he venido por eso —mis palabras salen más duras de lo que pretendía, pero ya es tarde para retractarme.

William me mira con incredulidad y frustración, pero no dice nada más. Sé que este encuentro está lejos de ser el final de nuestra complicada historia.

El ambiente se tensa entre nosotros, como una cuerda lista para romperse. Ambos nos enfrentamos con miradas que chocan como espadas, cada uno defendiendo sus propias barreras emocionales.

Sé que la próxima vez que nos veamos, las cosas podrían tomar un giro aún más intenso y desafiante.

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PROFECÍAS OCULTAS || [#1] Entre Fragmentos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora