Segunda oportunidad - Roger Taylor

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— No — sentencié.

— Querida, solo ve a verlo ¿por favor? Lo necesitamos para los conciertos pero no quiere levantarse de la cama desde que te fuiste — Freddie me miraba con ojos de cachorro.

— No me mires con esos ojos, sabes que no me gustan los perros.

— Pues imagina que son de gato — luego maulló.

Freddie ha estado viniendo a mi trabajo todo este mes desde que decidí terminar con Roger.

— No puedo volver a verlo, Fred. Créeme, de solo verlo no puedo dejar de imaginar a él con todas esas... mujeres.

— Querida — me miró con lastima.

— Esto de no querer levantarse de la cama es puro drama, no me ama como dices que dijo. Si realmente sentía amor por mi, no me habría engañado con tantas.

— Nina...te lo suplico, ve a verlo y pídele que se levante, estaremos todos contigo en la habitación.

— Fred...

— Por favor.

— Debes irte, tengo que trabajar.

Me aleje de él mientras suspiraba. No es el único que ha venido este mes, John y Brian también se presentaban a rogar que vaya a ver a Roger.

Roger Taylor fue mi curación y mi maldición. Y aún así no puedo dejar de amarlo pero tengo que aprender a hacerlo.

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Salí del trabajo y comencé a caminar hasta la parada de autobús, la noche estaba tan fría que mi piel se puso como la de una gallina, humo salía de mi respiración. Tape mejor mi cuello y me crucé de brazos.

La calle estaba desierta, solo el sonido de mis tacones se escuchaba.

— ¡Aah! — grite cuando sentí que me agarraron de la cintura y me metieron a un auto.

— Siento mucho hacer esto, Nina — John Deacon me hablaba con su peculiar timidez.

— ¿John? ¿Que mierda hacen? — mire a los demás y eran los malditos hijos de puta de Queen.

— No solemos secuestrar chicas pero si queremos seguir en la cima de la pirámide debemos llevarte con Taylor. Debemos dar un concierto en dos semanas y no podemos ensayar sin él.

— ¿Acaso de volvieron locos? Les dije que no quiero saber nada de él, ustedes saben muy bien lo que me hizo, ustedes ni siquiera tuvieron las bolas para decirle que no me engañara — me crucé de brazos mirando hacia la ventanilla.

— Los sentimos — murmuraron.

— Muy tarde para lamentarse. Y no sé qué quieren que le diga ¿alguna frase motivadora que lo haga resucitar de los muertos?

— Solo dile que debe regresar a tocar y que...— murmuro Brian, lo último no pude escuchar bien lo que dijo.

— ¿Que dijiste?

— Que... — volvió a balbucear.

Solo rodee los ojos y espere a llegar a la casa del que pensé que era mi gran amor.

— Estaremos todos contigo.

— Que gran ayuda.

John empujó la puerta del departamento, en el momento que puse un pie dentro pude sentir el olor a alcohol, marihuana y a cómo si nadie viviera ahí, a dejado.
Botellas de cerveza, vodka y tequila se encontraban en todo el lugar, también habían colillas de cigarrillos y algunas de marihuana sin terminar.

One shot - Ben Hardy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora