...Aquel día comenzaba el invierno. Era de esos inviernos que llegan de repente, sin que nadie lo previniera, sin que nadie se diera cuenta. Mientras todos disfrutaban aun de la calidez del otoño, de las esperanzas de la vida y de las promesas verbales.
Yo también lo hacia, hipnotizada por la belleza de la eterna naturaleza que regaba el suelo con cantidades de hojas multicolores, me calentaba bajo cálidos atardeceres y me prometía mantenerse así por siempre.
Un día de otoño, el me llevo a la plaza a dar un paseo. Era de esos paseos en los que pasas por debajo de los arboles mientras las hojas caen a tu al rededor, el atardecer se convierte en una obra de arte que abarca el cielo entero pintándolo de suaves y bellos colores, las aves se disponen a cantar dulces melodías endulzantes y entonces sabes, con absoluta certeza, que la persona que tienes a tu lado es simplemente la correcta.
Nunca entendí si era por el absoluto horror a que la mujer se apropiara del puesto que debe ocupar el hombre, por machismo o porque simplemente no se ve bien que una mujer sea quien le proponga matrimonio a su pareja, pero en ese día lleno de magia y valentía, encontré el valor para romper con las estructuras humanas.
Allí, bajo una cortina de hojas que nos escondían de los ojos expectantes y los susurros acusadores, ante el silencio de las bellas aves que pararon su canto para dar lugar solo a nuestras voces y únicamente con el atardecer en flor como testigo. Allí, con sus manos unidas a las mías, con la sonrisa mas grande que jamas he visto en mi rostro, con el corazón latiendome en el pecho intentando saltar de mi cuerpo y con la absoluta certeza de que, si no lo hiciera, jamas podría a amar a otra persona. Allí pronuncie esas palabras que tanto anhelaba y a la vez me aterraban decir:
-¿Quieres, amor de mi vida y luz de mis mañanas, casarte conmigo?.
Se dice que si amas realmente a alguien que lleva mucho tiempo junto a ti, esta persona termina haciéndose propietario de una parte de tu alma. Mientras permanezcan juntos, tu alma seguirá completa y en compañía. Pero, ante el caso de que esa persona se fuera, ese pedazo de alma nunca vuelve a ti.
Entonces sentí como sus manos se deslizaban por las mías hasta no quedar rastro de ellas. Sus ojos ya no me miraban y su sonrisa se convertía en una linea recta, dura y fría. Ante todo mi entusiasmo, al principio no lo comprendí, aun no entendía porque se había puesto tan tenso. Pero cuando volvió a mirarme a los ojos, entendí todo lo que con palabras no se podría decir. Sus labios se movieron, tal vez susurrando un , pero sus palabras nunca llegaron a mis oídos, ni el canto de las aves, ni el sonido del viento arrastrando las hojas secas.
En ese momento sentí un frío estremecedor que me recorrió toda la columna vertebral erizando cada vello en mi cuerpo. La calidez del atardecer había desaparecido y había dado lugar a la fría, oscura y pesada noche que amenazaba con caerse sobre mi.
Lo vi marcharse, lejos de mi de lado y de mi corazón. Llevándose ese pedazo de alma que ta fácil se me hizo entregársela. Prometiendo no devolvérmela jamas, y dejando ese vacío desesperante a la soledad y amargura.
Nunca supe porque se fue. Tal vez no me amara tanto como yo a el, o tal vez solo estaba jugando, probando hasta que punto era yo capaz de llegar por amor. Hasta que punto era capaz de entregar todo por alguien que si estaba a mi lado, no necesitaría nada mas para vivir.
Y así como se fue el, también se fue el otoño. Dando lugar al frío y duro invierno, que arrasaba con toda esperanza de vida que quedara en mi. Congelando como el alguna en hielo mi desmejorado corazón. Y dejándome a notar el vacío que provoco su ausencia en mi interior.
No llore.
Simplemente me aleje de aquel lugar donde hace unos momentos había sido tan feliz y cálida, con el otoño dándome esperanzas a seguir. Corrí lejos del lugar que me había impulsado a hacer la mayor locura que jamas había imaginado, solo por amor. Y deje que el invierno me envolviera, tan agresivo y duro como solo el puede ser.
Me fui, dejando que enfriara las lágrimas que se escapaban de mis ojos permiso, buscando unirse al mar. Enfriara mi cuerpo, que por la desesperación había comenzado a agitarse hasta hacerlo sudar. Enfriara mi mente, despejándola de todas las preguntas sin respuestas que se arremolinaban en el. Enfriara mi corazón sacando todos esos sentimientos que alguna vez creí sentir por alguien que fingía quererme tanto como yo a el. Y sobre todo, dejando que enfriara mi alma, a pesar de que nadie podría volver a ocupar ese espacio robado, tampoco nadie podría volver a robarme un pedazo mas.
Y así, simplemente me convertí en el Invierno...
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Espero que hayan disfrutado de esta pequeña historia :)
No leemos luego pequeños muffins!!
Tishy5808.
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Los relatos de mis lágrimas.
AcakErase una lágrima que cayó y se convirtió en mar. Y ese mar susurraba tu nombre. No se permite copiar los relatos. Aunque son cortos, llevan el mismo trabajo que escribir un capítulo. Sean originales! -Tishy5808.